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Pekín y Hanoi llegan a un acuerdo sobre Camboya

Desde que Mijail Gorbachov lanzó su perestroika y se produjo el acercamiento soviético-chino, el problema de Camboya se ha revelado como un verdadero desafío político en el que se encuentran implicados, directa o indirectamente, una decena de países: los seis que conforman la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Tailandia, Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur- y Brunei), China, la India, la URSS y Francia. China y Vietnam llegaron ayer a un acuerdo definitivo sobre Camboya.

Todos estos países, en los últimos días, han sido escenario de las negociaciones entre los principales implicados: el Gobierno provietnamita de Camboya, dirigido por Hun Sen; los tres grupos de la resistencia jemer, encabezadas por el príncipe Norodom Sihanuk, y las tropas de Hanoi, ocupantes del territorio desde hace 10 años, este pequeño país de 181.035 kilómetros cuadrados y menos de ocho millones de habitantes.Los Gobiernos de China y Vietnam llegaron ayer al acuerdo para la retirada total de las tropas vietnamitas estacionadas en Camboya a cambio de que Pekín cese toda su ayuda a los grupos rebeldes, de manera especial a las fuerzas de los jemeres rojos del antiguo dictador camboyano Pol Pot, las mejor equipadas de los tres grupos guerrilleros. Desde que Vietnam anunció la semana pasada su intención de evacuar la totalidad de sus fuerzas antes de septiembre de este año, un verdadero ballet diplomático se ha suscitado en la región.

Hun Sen, en Tailandia

El último y más polémico caso fue la llegada a Tailandia de Hun Sen, cuyo Gobierno títere no goza del reconocimiento de la ONU ni de la mayoría de los países occidentales. "No se trata de un reconocimiento, sino de un contacto informal con una de las cuatro partes en lucha", se apresuró a aclarar el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores tailandés.

[El primer ministro tailandés, Chatichai Choonhavan, recibió en su domicilio particular a Hun Sen, para darle ese carácter informal. Pero a la entrevista asistieron el ministro tailandés de Exteriores, Sidhi Sawetasila, y el jefe de las fuerzas armadas, el general Chadwalit Choonhavan. Hun Sen declaró a su llagada a Bangkok procedente de Laos, que no se hacía ilusiones sobre las concesiones que pudiera obtener de los jemeres camboyanos, pero añadió que no está cerrado a discutir ningún aspecto del problema, informa France Presse.]

Aunque no se ha anunciado oficialmente, Hanoi, que supedita su retirada a un arreglo político previo entre las distintas fuerzas camboyanas, parece haber aceptado, el establecimiento de una fuerza de paz. Vietnam ha mostrado siempre reticencias contra ésta, que considera puede "amenazar la soberanía camboyana".

Para China y Tailandia, al contrario, la retirada de tropas es condición imprescindible para establecer mecanismos de paz. Los soldados vietnamitas en Camboya son unos 50.000, según Hanoi, pero en medios occidentales se cifran en cerca de 100.000.

Del 19 al 21 de febrero se mantendrá una nueva reunión informal en Yakarta (Indonesia) entre Hun Sen y las tres fuerzas de la coalición antivietnamita: el príncipe Sihanuk, los representantes de la guerrilla nacionalistas y los jemeres rojos de Pol Pot.

La aceleración del proceso de paz en esta región del sureste asiático abre una nueva etapa, en la cual algunos países de la zona asumen un papel de envergadura. Tal es el caso de Tailandia y la India, que se convierten en interlocutores privilegiados. Dirigentes vietnamitas y chinos han multiplicado sus contactos con las autoridades de estos dos países en los últimos tiempos.

En cambio, el proceso abre un nuevo período de incertidumbre sobre el futuro de Sihanuk, quien manifestó cierta molestia por todas estas operaciones. "Aunque Tailandia retire su ayuda a la resistencia, éstaseguirá existiendo", declaró el príncipe, quien propuso un nuevo encuentro con Hun Sen en Francia.

Reafirmación de Sihanuk

También Sihanuk hizo unas declaraciones ayer en la capital china en las que se reafirmó en los cinco puntos que presentó el pasado mes de noviembre para alcanzar un acuerdo pacífico sobre Camboya. El príncipe insistió en la necesidad de una retirada incondicional de Vietnam y la formación de un Gobierno de coalición tripartito con la presencia de fuerzas pacificadoras internacionales

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