Un arma contra Genscher
El escándalo libio ha causado ya daños considerables a las relaciones exteriores de la RFA, como reconoció ayer el propio Gobierno federal. Ha creado ya una cuña de desconfianza entre Bonn y Washington, de especial gravedad ante la decisiva fase de negociaciones de desarme, sobre todo en el terreno convencional, cuya apertura es inminente.Su inoperancia hasta ayer y la falta de sensibilidad del Gobierno para entender las graves implicaciones de este caso, que conocía desde hace más de un año, han puesto al canciller Kohl y al ministro de Asuntos Exteriores, Genscher, en una dificilísima situación.
Washington no sólo tiene un interés vital en denunciar el hecho de que un aliado suministre a su peor enemigo a mas tan brutales como las químicas. También va a utilizar el escándalo como arma arojadiza contra Genscher, cuya política le incordia sobremanera.
Ante el debate sobre la riodernización de armas nucleares de corto alcance, a la que se opone Genscher, y en el marco de un creciente alejamiento de los intereses de Bonn y Washington en el proceso de desarme en Europa, EE UU cuenta ahora con un magnífico instrumento de presión sobre la RFA.
Los ataques contra Gensher proliferan ahora en Washington. El viejo zorro Genscher infravaloró las consecuencias del caso libio cuando aún podía haber limitado ,años. Parece que se dejó contagiar la proverbial insensibilidad de Kohl en lo que atañe a Oriente Próximo y some todo a Israel.
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