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México inicia contactos en Washington para renegociar su deuda

Antonio Caño

El Gobierno mexicano ha iniciado los primeros contactos en Washington para la renegociación de su deuda externa. México espera de la nueva Administración de George Bush un cambio radical en el tratamiento que hasta ahora se ha dado a este problema y confía en obtener un acuerdo que evite las actuales transferencias netas de recursos al exterior. De lo contrario, según ha advertido el presidente Carlos Salinas, México no pagará.El secretario de Hacienda, Pedro Aspe, que será el principal protagonista de la negociación por parte mexicana, se encuentra actualmente en Washington para entrevistarse con miembros de la nueva Administración norteamericana y con representantes de la banca privada y de las organizaciones financieras internacionales.

México había conseguido la última renegociación de su deuda en 1986, pero las circunstancias y los propósitos de esta negociación son ahora muy distintos. El Gobierno de Estados Unidos, preocupado por la difícil situación política por la que atreviesa su vecino del sur, parece más decidido que nunca a llegar a un acuerdo que permita a México relanzar su economía y tranquilizar la agitada base social de un régimen que había garantizado la estabilidad política durante más de medio siglo.

Menos transferencias

Por parte mexicana existe firme voluntad del presidente Carlos Salinas de que la economía nacional vuelva a crecer. Para ello, según ha anunciado, el país no podrá seguir pagando los 14.000 millones de dólares anuales que ha venido desembolsando en el último sexenio por el servicio de la deuda, cuyo monto total es superior a los 108.000 millones de dólares.La estrategia negociadora de México estará basada, en primer lugar, en reducir la transferencia neta de recursos, es decir, que lo que se paga de deuda no sea superior a lo que se recibe de nuevo financiamiento. Para ello, según recogía en días pasados el diario Excelsior, el secretario Aspe tiene previsto plantear que México necesita para los próximos seis años créditos por un valor de 42.000 millones de dólares.

Las autoridades mexicanas pretenden obtener también una reducción de la cantidad total de la deuda histórica.

Las autoridades financieras mexicanas expondrán también en esta renegociación otras opciones para la reducción de las transferencias de capital, como el intercambio de deuda por acciones y la apertura de las fronteras para la inversión extranjera. El Gobierno de este país no descarta tampoco otras soluciones más radicales, como la de una moratoria temporal -de un año aproximadamente- pactada con los acreedores.

Pese a todo, México no quiere plantear posiciones de fuerza.

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