Elsa al desnudo
"¿Qui són [quién son] Elsa Schneider?", rezaba la publicidad del espectáculo. Luego son dos: Elsa y Schrieider. Elsa es la Fráulein Else, de Schnitzler; y Schrieider, es Romy Schrieider, la actriz. Pero, ¿quién es Elsa Schrieider? Pues un personaje que aparece en el epílogo y que asegura llamarse así: un personaje que viene a ser síntesis, espejo, fantasma de las otras dos.La primera parte de la obra es una dramaturgía sobre la Señorita Elsa de Schnitzler. Las 130 páginas de la novela se reducen a un monólogo de que interpreta Laura Conejero. La segunda parte es un recorrido a través de la vida, trágica donde las haya, de Rorny Schneider. Desde el 22 de septiembre de 1956, hasta la noche del 28/29 de mayo de 1982 en la que Romy se suicida.
Elsa Schneider
De Sergi Belbel. Intérpretes: Laura Conejero, Rosa Novell e Imma Colomer. Dirección: Ramón Simó. Centre Dramàtic de la Generalitat. Barcelona
Interpretación. Elsa es Laura Conejero y la Schneider es Rosa Novell. La Conejero, a pesar de sus 21 o 22 años, podemos ya darle el trato de una actriz hecha y derecha. Esta chica es un diamante en bruto. Al parecer, no ha pasado por ninguna escuela y sin embargo es más sabia que muchas otras que van o vuelven de Nueva York tras Stanislavski. Es, en el personaje de Elsa, una ingenua de mucho cuidado, que sabe pasar, en un santiamén, a otros registros, pero a la que todavía le falta -¿o es falta del di rector?- dominar esa nota his térica de la Elsa schnitzleriana Porque la Elsa del austríaco es, también un caso de histeria Está, pues, la Conejero, estupenda.
La segunda víctima, la Romy, es, por la gracia de Dios, y por que se puede, Rosa Novell. Hay que tener mucho valor para encarnar sobre un escenario a Romy Schneider.
Pues bien, la Novell lo tiene y sale airosa del empeño. Le hacen, eso sí, algunas putadas Como disfrazarla de Sissi y hacerle decir, con su hermosa voz de cazalla: "Demá faig divuit anys! [mañana cumplo dieciocho años]". Pero, al igual que la Conejero, está estupenda, cuando puede, más que cuando quiere. Porque querer, quiere siempre. Y aquí noto yo a faltar una cierta sabiduría del director con las actrices. Ya aprenderá.
En realidad, ese espectáculo sabio, con tanto Schneider y tanta Romy, se aguanta, y cómo, por el enfrentamiento -el teatro es también enfrentamiento- entre la Conejero y la Novell o, si ustedes prefieren, entre Eve Harrington (Laura Conejero) y Margo Channing (Rosa Novell). La mirada -qué mirada- que la Conejero le lanzó a Rosa al salir a saludar lo justifica. Y si no es verdad es que yo soy Addison Dewitt, i per molis anys!.
Babelia
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