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El Gobierno y los sindicatos italianos decididos a hacer las paces con la Fiat

Juan Arias

Tanto el Gobierno italiano como los sindicatos han manifestado su voluntad de resolver adecuadamente la polémica que estalló a finales del año pasado entre Fiat, el mayor grupo industrial privado del país, y el Partido Comunista Italiano (PCI, el mayor de Occidente), que denunció ante el presidente de la República, Francesco Cossiga, una "actitud antisindical" por parte del imperio de Gianni Agnelli. El PCI entregó a Cossiga un voluminoso informe sustentando tales acusaciones.

El ministro de Trabajo, el socialista Rino Formica, tuvo que ser convocado por el jefe del Estado, quien le entregó también una copia del informe acusatorio que le había presentado el secretario general comunista, Achille Occhetto.

El ministro, tras recoger las primeras informaciones de los 105 inspectores de trabajo enviados a las 30 fábricas de Fiat que existen en el país, ha concluido que el poderoso grupo no mantiene una conducta "antisindical" premeditada, pero rechaza las acusaciones de la Fiat de que el PCI ha tratado de hacer una campaña negativa sin fundamento objetivo contra el imperio de Agnelli.

La tesis de Formica es que no existe por parte de la empresa de Agnelli una voluntad de eliminar la acción sindical en sus fábricas, ya que Fiat considera indispensable la presencia y el diálogo con un "sindicato fuerte".

Pero, al mismo tiempo, el ministro ha declarado que existen situaciones "objetivas, toleradas y facilitadas" en la Fiat que tienden a reducir el poder sindical en la fábrica. Y los inspectores han recogido quejas y denuncias de delegados sindicales y trabajadores que Formica considera, sin embargo, sólo fruto de "casos concretos", pero no de una estrategia maquiavélica del grupo turinés contra los sindicatos. El ministro cree que el caso debe ahora pasar al ámbito que le pertenece, es decir, a una negociación entre sindicatos y Fiat.

No hay pruebas

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Por su parte, el grupo de Agnelli ha tornado nota "con satisfacción" de que el Ministerio de Trabajo ha descubierto que no existe una postura "antisindical" por su parte, al tiempo que insiste en que ni siquiera los casos concretos denunciados por el PCI y por los inspectores tienen fundamento objetivo. Fiat, en un comunicado, afirma que por ahora no existen pruebas concretas ni para avalar dichos casos y promete hacerlos públicos.Asegura que muchos de los sindicalistas han obtenido premios económicos de la empresa, mientras que cientos de ellos que han abandonado libremente el sindicato no han sido por ello beneficiados con tales premios, ya que Fiat premia sólo el empeño puesto en la producción, prescindiendo de la afiliación sindical.Por su parte, el PCI ha aceptado positivamente la voluntad de Fiat de abrir un nuevo diálogo con los tres grandes sindicatos (CISL, CGIL y UIL), como ya se ha empezado a hacer, para estudiar conjuntamente "nuevos modelos de relaciones industriales" para el futuro. Aunque ha subrayado que si Fiat sigue negando la veracidad de los casos concretos denunciados por el partido y por su sindicato, CGIL, la batalla continuará en los próximos meses. El PCI ha pedido la creación de una comisión parlamentaria que estudie todos los casos de denuncia contra Fiat. Las centrales sindicales CISL y UIL se oponen al establecimiento de esa comisión y prefieren, por ahora, que se amansen las aguas de la polémica para poder entablar con mayor serenidad un diálogo abierto y franco con Fiat.

De hecho, según ha revelado el semanario L´Espresso, ya antes de que explotara la polémica se había empezado a tener conversaciones secretas entre los tres sindicatos y la Fiat para plantear la posibilidad de ir hacia la creación de nuevos modelos de relaciones industriales dentro del grupo de Agnelli. Es algo que interesa a todos, tanto a Fiat como a los sindicatos. A éstos porque, como han revelado los inspectores de Formica, la presencia sindical en las fábricas está languideciendo. E interesa a Fiat, porque, según un sondeo de la revista Panorama, el 47,5% de los italianos cree que son ciertas las acusaciones contra Fiat.

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