Natalidad
Me hallo últimamente sorprendida por los términos en los que los medios de comunicación nos refieren una de las últimas catástrofes del siglo recién descubiertas: la disminución de la tasa de natalidad en los países del primer mundo. Las razones de carácter económico que se suelen argüir no acaban de convencerme: la disminución del PIB, los problemas para mantener los niveles asistenciales. El desarrollo económico mundial muestra que ya no es necesario que el primer mundo controle grandes áreas de la producción, que requieren de numerosa mano de obra para poder controlar el desarrollo económico mundial.El peligro parece venir más bien de lo que amplios sectores de la ultraderecha europea han hecho notar: Europa está perdiendo su gama de tonos pálidos por otra más coloreada. No me atrevo a llamar por su nombre esta actitud, pero resulta bochornoso a estas alturas no elogiar los logros que para la dignidad humana y la calidad de vida supone la posibilidad del libre control de la natalidad. No habiendo podido extender éste a numerosas partes de la población universal, tenemos que soportar esta serie de parciales y mezquinos seudoproblemas. Rogaría a aquellos que escribieran sobre el tema unas miras más amplias, que nos alejaran de la miseria moral que muestran algunas reflexiones.-
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