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Vladimir Karpov: "Soy víctima de una campaña de carácter estalinista"

El responsable de la Unión de Escritores de la URSS se defiende de las acusaciones de plagio

Pilar Bonet

"Esto lo he pagado yo con mi dinero", dice Vladimir Karpov, primer secretario de la Unión de Escritores de la URSS y miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), señalando hacia el lavabo y el bidé del cuarto de baño de azulejos rosa de su domicilio, antiguo hogar de Nikolai Shchelekov, el suicida ministro del Interior con Leonid Breznev. La vivienda está en la avenida Kutuzovski, en el edificio donde residieran el propio Breznev y su sucesor, Yuri Andropov. De la fachada ha sido retirada hace unos días la placa en honor de Breznev. En su lugar queda un rectángulo de un color algo más claro que el resto de la pared.

Vladimir Karpov ha insistido en invitarnos a su apartamento después de que su residencia en él haya sido cuestionada, junto con su capacidad y honestidad profesional como escritor, en un bien documentado informe difundido por miembros de la asociación que él dirige desde 1986 (ver EL PAÍS del 10 de enero).El informe, capítulo de una virulenta lucha política entre representantes de diferentes posiciones sobre la perestroika, ha causado un revuelo en medios intelectuales moscovitas ya que Karpov tiene un importante puesto institucional y la Unión de Escritores es una poderosa organización de más de 10.000 profesionales.

"Mire, mire. No son 205 metros cuadrados, como dice el dossier, sino 135 metros cuadrados, y además aquí no hay ningún mármol", dice mientras deambulamos por el parqué cubierto de mullidas alfombras. Dos columnas corintias del espacioso vestíbulo parecen de mármol. "Son tubos forrados de imitación", dice golpeándolas con los nudillos. "Cuatro habitaciones, sólo cuatro habitaciones para un funcionario dirigente y un miembro del Comité Central".

"Ningún mármol"

Karpov nos guía por los pasillos. En un desahogado salón de cortinajes rojos viven, según dice, su hija y su yerno. Vienen luego su dormitorio, el servicio de azulejos azules -"ningún mármol, ningún mármol", repite-, el baño, la cocina con una sala anexa y su despacho forrado de libros y decorado con fotos: Karpov con el papa Juan Pablo III, Karpov con el presidente le Estados Unidos, Ronald Reagan, y Karpov de uniforme con la estrella de héroe de la Unión Soviética."Me dejaron la casa en un estado lamentable. Los antiguos inquilinos preferían vivir en la dacha", dice tratando de abrir la puerta atascada de la escalera de servicio. Estamos en un séptimo piso. "En el séptimo, y en el doble de espacio, vivía Leonid Breznev", explica Karpov.

Antes, en su despacho de la Unión de Escritores, Karpov desmentía las acusaciones de plagio formuladas contra él en el informe, difundido en vísperas de un importante pleno de la organización y de las elecciones al nuevo Parlamento, a las que VIadimir Karpov concurre como candidato del Partido Comunista de la Unión Soviética.

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Uno de los cargos hacía referencia a la novela de Konstantin Simonov Días diferentes de la guerra y a la novela El caudillo, publicada por Karpov en 1985. "Mis textos en parte coincíden con los de Simonov, pero antes, en una página anterior, se dice que él me lo contó. Como no coincide totalmente no tengo derecho a poner comillas". "En cuanto a las coincidencias con la enciclopedia soviética, no puedo citar los datos biográficos de mi personaje de otra forma".

La acusación más grave, sobre la que no se ha pronunciado aún la comisión encargada por el mismo Karpov de investigar el asunto, se refiere a una introducción a las obras completas del poeta Nikolai Gumiliov publicadas en Washington en 1962.

La introducción fue escrita por Glev Struve, uno de los principales expertos en Gumiliov. Un artículo de Karpov publicado en la revista Ogoniok se consideró un acontecimiento en 1986 para la rehabilitación del poeta fusilado por contrarrevolucionario en 1921. Datos, citas y valoraciones contenidos en este artículo coinciden literal y reiteradamente con el prólogo de Struve.

"De Struve no pude coger nada porque no está editado aquí (en la URSS)", dice Karpov, sin explicar por qué hay tantas coincidencias entre ambos.

¿Cómo puede el primer secretario de la Unión de Escritores no conocer a Struve teniendo en cuenta que es uno de los máximos especialistas sobre Gumiliov y que él dedicó un artículo de seis páginas sobre este poeta?

"Entienda que Struve fue publicado en resúmenes que contaban lo que había escrito. No puede haber coincidencias textuales, ya que no tengo el texto de Struve".

Karpov niega también haber plagiado al autor E. Samoilov, aunque algunos textos de éste revelan coincidencias, extensivas a juicios de valor, con fragmentos de El caudillo.

Juicios de juventud

"Soy víctima de una campaña de carácter estalinista. Quieren destruirme moralmente", afirma Karpov, que acepta hablar de los juicios a que fue sometido en su juventud. "La primera vez yo tenía 14 años. Íbamos cuatro amigos por Tashkent -éramos jóvenes, no teníamos dinero y queríamos...-, a uno de nosotros se le ocurrió quitarle el bolso a una mujer que pasaba. La mujer comenzó a gritar. Le pillaron. Nos detuvieron a todos como participantes. Me condenaron a un año de libertad condicional. Legalmente no tengo antecedentes, ya que cuando le condenan a uno a un año de libertad condicional los antecedentes se eliminan por buena conducta"."La segunda vez me calumniaron por razones políticas. Yo era cadete de la Academia Militar de Tashkent. Estaba al final de la carrera. Ya llevaba el uniforme. Era joven, tenía 19 años, me miraba en el espejo y pensaba que todas las chicas se fijarían en mi cuando apareciera con aquel uniforme. Opinaba que los folletos de divulgación política citaban demasiado a Stalin y olvidaban a Lenin. Yo amo a Lenin, y en el manual de historia del partido subrayé en rojo que Lenin era nombrado 16 veces en tanto Stalin lo era 18 veces. Lo comenté a mi vecino de asiento y al poco tiempo me arrestaron. Me juzgaron por el artículo de agitación y propaganda antisoviética".

Detrás de las pasiones que agitan hoy la Unión de Escritores de la URSS están distintas concepciones de la política editorial soviética, que ha primado lealtades y castigado disidencias.

Así, mientras los poetas Nikolai Gumiliov o Boris Pasternak han recibido 150.000 y 740.000 ejemplares en total de 1980 a 1988, Gueorgui Markov, primer secretario de la Unión de Escritores hasta la llegada de Karpov, fue editado 32 veces entre 1981 y 1985, con más de cuatro millones de ejemplares en total.

La obra El caudillo recibió 500.000 ejemplares en tres ediciones (1985 y 1986) y 2,2 millones más en una serie por entregas en 1985, siendo Karpov el director de la revista literaria Novi Mir.

¿Qué pasa en la Unión de Escritores?, le preguntamos a Karpov.

"Durante los años de estancamiento se han acumulado muchas cosas. Se tenía miedo de ir a la cárcel por una palabra imprudente".

"Cuando apareció la glasnost (transparencia informativa) y se puede hablar, la ocasión es utilizada para criticar y enfangar. Esto parece la cocina de una vivienda colectiva, cuando la gente se pelea tirándose de los cabellos. No es digno de los escritores", concluye Karpov.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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