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Javier Tomeo tomó el Théâtre de la Colline

Monstre aimé (Amado monstruo), adaptación teatral de la novela homónima de Javier Tomeo (Anagrama, Barcelona, se estrenó el pasado viernes en el Théâtre National de la Colline de París, que dirige Jorge Lavelli, con gran éxito. La adaptación ha sido realizada por Joëlle Gras, Jacques Nichet y Jean-Jacques Préau, con la colaboración de los dos intérpretes de la obra, Charles Berling y Jean-Marc Bory. La dirección delespectáculo lleva la firma de uno de los adaptadores, Jacques Nichet, director del Théâtre des Treize Vents (Centre Dramatique National Languedoc-Roussillon), que es quien lo produce junto con el Théâtre National de la Colline.

ENVIADO ESPECIAL, El director, que en 1986 ya realizó un montaje de La zapatera prodigiosa, de Lorca, tiene el propósito, según propia confesión, de seguir montando en Francia textos (teatrales o no) de autores españoles y acaricia el deseo de estrenar en España la adaptación de la novela de Tomeo con dos actores españoles y bajo su dirección.Jacques Nichet es un normalien, un hombre formado en la prestigiosa École Normale Supérieure de la calle de Ulm. Profesor de Historia y Estética del Teatro, Nichet es un intelectual que, por suerte, no hace teatro intelectual Tiene, eso sí, una Idea muy precisa de lo que debe ser el teatro o, mejor dicho, de lo que le interesa, le agrada del teatro, y que él mismo describe de una manera sugestiva y nada profesoral: "Lo que me interesa", dice, "es el teatro como el lugar en el que se produce el milagro de la desaparición y la reaparición. Como en Nosferatu: 'Una vez hubo cruzado el puente, los fantasmas salieron a su encuentro". "Creo que el teatro", dice Nichet, "es ese cruzar el puente. Es preciso que el puente se vea, que uno se diga que los vivos tal vez están muertos y que los muertos tal vez están vivos; ése es el juego que me interesa".

Así, pues, no es de extrañar que después de leer una noche la novela de Tomeo (en la traducción de Denise Laroutis, editada por Christian Bourgeois), a la mañana siguiente Nichet telefonease al editor y le pidiese los derechos para adaptarla al teatro. Aparte, Amado monstruo es, ante todo, un texto muy teatral. Escrito en primera persona, describe el diálogo -el teatro es diálogo- entre dos hombres: un joven de 30 años que acude a un banco a solicitar su primer empleo y el jefe de personal del mismo, que le somete a un prolijo y curioso interrogatorio que culmina con un auténtico coup de théâtre, al término de la narración. Dos personajes -en realidad uno sólo; uno premonitorio, precursor del otro-; una gran economía escenográfica -la acción transcurre en el despacho donde se celebra la entrevista-; el diálogo, omnipresente; el juego de las verdades y las mentiras, y la resurrección de los muertos o, mejor, el juego entre los vivos y los muertos.

Cosido a mano

Montaje de una rara inteligencia, cosido a mano, con dos intérpretes excepcionales, Jean-Marc Bory (H. J. Krugger, el entrevistador) y Charles Berling (Juan D., el entrevistado). El público francés ve ese Monstre aimé, y, sobre todo, lo escucha, con sumo agrado. Recibe el humor negro que rezuma el texto con sonrisa y al término del espectáculo se deshace en aplausos y gritos de "¡Bravo! ¡Bravo!" para ambos intérpretes.

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