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Por un 'quítame allá unas comillas'

Vladimir Karpov se considera víctima de una maniobra preelectoral en la URSS

Pilar Bonet

Una comisión especial investiga desde el pasado martes las acusaciones formuladas contra el primer secretario de la Unión de Escritores de la URSS y miembro del Comité Central, Vladimir Karpov. El jurista y escritor Arkadi Vaksberg, jefe de la comisión jurídica, de la Unión de Escritores y encargado de la investigación, aseguró, en una entrevista con EL PAÍS, que los textos incriminatorios por él verificados no pueden ser considerados como plagios, tal como sostienen los acusadores.

Vaksberg, un prestigioso profesional que no había examinado aún todos los materiales, dijo, no obstante, que, a su juicio, Karpov "se propasó" al omitir las comillas en las citas de textos del escritor Konstantin Simonov. "Jurídicamente, ello no puede considerarse un plagio, ya que Vladimir Karpov hizo referencia a las fuentes en la página anterior a la citada por los autores del informe comparativo entre: textos de Simonov y la novela El caudillo en su edición de 1985".La investigación, que comprueba los cargos personales y profesionales formulados, concluye el próximo día 16, en vísperas de una sesión plenaria que elegirá los 10 candidatos de la Unión de Escritores al Congreso de Diputados de la URSS. Karpov es ya candidato a estos comicios al estar su nombre en la lista presentada por el PCUS para los 100 escaños directamente reservados a los comunistas.

"Quieren comprometerme antes del pleno. Este informe es una falsicación", dijo Karpov en una conversación con esta corresponsal, en la que se refirió a un "ambiente de agitación preelectoral y de conflicto". El funcionario reconoció haber sido juzgado por "atraco" en Tashkent (capital de Uzbekistán), en 1936, cuando tenía 14 años, pero insistió en que su segundo juicio, en 1941, fue por motivos políticos.

Tras consultar los archivos del Tribunal Supremo de la URSS, Vaksberg asegura que el primer secretario de la Unión de Escritores fue condenado a cinco años de prisión y dos de suspensión de derechos en 1941 por "haber hablado mal del jefe de los pueblos por escrito y oralmente y por haberse expresado de forma trostkista sobre la ley y la disciplina militar". "Por forma trostkista puede entenderse cualquier cosa", sentenciaba Vaksberg.

"Para mí fue inesperada la revelación de que Karpov había sido juzgado anteriormente por delitos comunes", dice Vaksberg, tras haber tenido acceso a una ficha del Ministerio del Interior. En esta ficha, sin valor jurídico, se dice que Karpov "cometió un atraco en 1936 en un grupo de personas: arrebató un bolso a una ciudadana transeúnte y repartió el contenido entre sus cómplices". Los profesionales de la literatura tienen en la URSS un papel sin equivalente en otros países. 10.000 son socios de la asociación.

Vaksberg está consternado por la dimensión personal de los debates entre los "padres de la nación" mientras se dirime el futuro del país.

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"Vivimos una situación social y política anormal y padecemos un sistema que reparte de forma anormal los bienes como pisos, viajes o coches. En estas circunstancias surgen discusiones y envidias e intentos de apartar; nos dedicamos a discutir cuántas veces y con qué dinero fue al extranjero la esposa de Karpov. Como jurista, escritor y ciudadano, este chorro de gasolina que puede hacer estallar la caldera hirviendo me parece muy lamentable y muy peligroso", decía Vaksberg.

Caso internacional

El escándalo en la Unión de Escritores tiene dimensiones internacionales, por cuanto Karpov es un alto funcionario que representa a su país en diferentes foros y además posee un doctorado por la universidad escocesa de Stratchclyde, en la ciudad de Glasgow, según confirmó este mismo centro.Los autores del informe afirmaban, equivocadamente, que era doctor honoris causa por la universidad de Edimburgo. Las acusaciones de plagio contra Karpov se han expresado públicamente en varias ocasiones desde hace tres años, dijo Vitali Korotich, director de la revista Ogoniok y miembro de la Unión de Escritores.

Según Korotich, "Karpov debe dar una respuesta que hasta ahora no ha dado".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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