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Las provisiones para el invierno les salvaron

Hallados con vida seis hombres a los 35 días del terremoto que asoló Armenia

Pilar Bonet

Un jamón y unas conservas de frutas y verduras preparadas para el invierno salvaron la vida a seis personas que, ajenas a lo que había sucedido, quedaron atrapadas en un sótano de la ciudad de Leninakán el 7 de diciembre pasado, al ocurrir el terremoto que asoló el norte de la República soviética de Armenia. La agencia Tass informó ayer que seis hombres, de ellos dos niños, fueron sacados con vida de las ruinas de un edificio de nueve pisos el pasado miércoles, es decir, 35 días después de producirse el terremoto. Todos ellos están en buenas condiciones físicas.

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24.920 muertos

Cuando ya todas las esperan zas de encontrar supervivientes se habían desvanecido con creces, el extraordinario suceso ha llenado de sorpresa y alegría a toda la Unión Soviética.El electricista Aikaz Akopian, de 50 años, que trabajaba en una brigada de reparaciones de una empresa de construcción, manifestó ayer a la agencia Tass que el día del terremoto había pedido a sus vecinos Rafik Simonian, Karlen Sarkisian y Vanik Jachaturian, junto con dos niños, que descendieran con él al sótano y le ayudaran a transportar dos pesadas tinajas. "Acabábamos de bajar al sótano cuando la tierra se puso a temblar y todo se destruyó. Karlen se rompió un brazo y los otros sufrieron ligeros traumas", manifestó Akopian, que no podía recordar el nombre de los dos niños. Añadió que cuando oyeron el enorme ruido y el crujir de las paredes pensaron que había estallado la guerra nuclear.

Dos fotos de Akopian, con el rostro demacrado y barbudo y profundas ojeras que le daban un aspecto de simio, fueron mostradas anoche por el telediario soviético Vremia (Tiempo). Akopian parecía desorientado y en una de las instantáneas estaba en compañía de una enfermera de la clínica número 3 de Eriván, donde ha sido internado. Éste fue el único superviviente al que hasta ayer habían tenido acceso los periodistas soviéticos, según información de Tass.

Akopian pudo ayudar a sus compañeros de aislamiento a soportar el dolor dando masajes de acuerdo con las técnicas tradicionales armenias. "En el sótano, por suerte, se guardaban productos preparados para el invierno, entre ellos un jamón curado", manifestó Akopian. La preparación de unos jamones especiales que reciben el nombre de basturma y el acopio de reservas para el invierno forman parte de las tradicionee domésticas armenias, que se adecúan a una naturaleza árida y fría.

"Hubo que economizar", prosiguió Akopian, "ya que no teníamos ni idea de lo que había sucedido ni cuánto tiempo tendríamos que permanecer enterrados. Perdimos completamente la noción del tiempo, pero ni por un momento se perdió la certeza de que nos liberarían. Sólo tenía una idea: hacer todo lo posible para que los niños no se volvieran locos. Como pude, distraje, tranquilicé, canté y conté cosas de mi vida", agregó.

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Akopian piensa que es un hombre con suerte, asegura Tass, ya que en 1985, mientras se hallaba construyendo un club en un pueblo de la región de Tiumen (Siberia) se cayó de un tercer piso con tal fortuna que sólo sufrió magulladuras. Los médicos que atienden a Akopian consideran su estado satisfactorio.

El terremoto ocurrido en el norte de Armenia se ha cobra do un total de 24.920 víctimas mortales, según los últimos datos oficiales. Esta cifra es inferior a las estimaciones iniciales que apuntaban hacia las 50.000 víctimas. En total fueron hospitalizadas más de 11.800 personas, 8.644 de las cuales habían sido dadas de alta el pasado día 8. Medio millón de ciudadanos se han quedado sin hogar y el número de evacuados sobrepasa los 112.000.

Falso rescate

Hace unos días, una emisora francesa difundió la información según la cual 17 personas habían sido sacadas con vida de un granero en Spitak. Esta información fue desmentida oficialmente por funcionarios soviéticos. Los últimos supervivientes fueron encontrados el 24 de diciembre pasado.

Tras el terremoto, las autoridades se han apresurado a poner en práctica la decisión de clausurar la central nuclear de Armenia, que está a 25 kilómetros de Eriván. Esta central será cerrada el 18 de marzo próximo. El terremoto no la afectó, pero provocó una oleada de temores en la población civil. Las autoridades soviéticas han criticado la falta de organización que ha habido en los equipos de salvamento, especialmente en cuanto a la distribución de alimentos y en el transporte.

En el momento del seísmo, Armenia y la vecina República de Azerbaiyán se veían afectadas por un amplio movimiento migratorio que llevó a 160.000 azeríes desde la primera República a la segunda y a 90.000 armenios fuera de las fronteras de Azerbaiyán.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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