Una buena decisión

Europa no es sólo un gran proyecto. Se construye más a través de las decisiones pragmáticas que por las grandes palabras. La decisión con la cual el Gobierno de Felipe González ha zanjado la cuestión de la modernización de los ferrocarriles españoles lo demuestra. El 9 de diciembre, España decidió acabar con una de las últimas secuelas del aislamiento de antaño al adoptar para los trenes de alta velocidad el ancho de vía europeo. Es una forma de integrar a la Península en el Viejo Continente. Madrid buscaba también una solución europea para la adjudicación del importante contrato de material que este plan de modernización significa para las industrias ferroviarias. Tras meses de ardua batalla, Felipc González se decidió por Alsthoin y Siemens.La impaciencia que el tema había provocado dio a Felipe González, en su encuentro en Montpellier con el presidente François Mitterrand, la ocasión de dar una lección de serenidad y madurez política al afirmar que tomaría sus decisiones en función únicamente de criterios "económiccis, industriales y técnicos". Esta elección, que tiene la ventaja de preservar un cierto nivel de empleo en España, satisface a todo el mundo. Hay que decir que es también una solución técnicamenle racional y una respuesta diplomática muy hábil. La operación se inscribe con buenos augurios en un momento en el que Españe, se prepara, por primera vez y en tiempos muy difíciles, a presidir la CE.

, 27 de diciembre