Rebeldes del tópico

Los problemas con el sonido, que deslucieron de forma especial el comienzo del ambicioso espectáculo que los Rebeldes habían preparado para la presentación en Madrid de su último elepé, Mas allá del bien y del mal, marcaron el desarrollo de todo el concierto.Con casi dos horas de retraso sobre el horario previsto, y tras la actuación de La Vella Dixieland, el grupo catalán apareció en el escenario de un Pabellón de Deportes del Real, Madrid que presentaba una floja entrada, con las gradas prácticamente vacías. No mucho público, pero totalmente fiel y positivamente predispuesto: rockers de prominentes tupés y patillas, enfundados en cuero negro, que dieron toda una lección, divirtiéndose de principio a fin sin crear un solo conflicto.

Los Rebeldes demostraron rápidamente que son un grupo de rock and roll clásico con un sonido muy serio, tremendamente profesional, pero con escasa capacidad de riesgo. Sobrados de ensayos y actuaciones, a nivel instrumentalmente cumplen con creces, mostrándose como una banda sin figuras y sin fisuras.

Carlos Segarra se afianza como guitarrista de corte clásico, punteando de forma seca y efectiva, como los viejos maestros, como Chuck Berry o Bo Diddley. Vocalmente no se le puede juzgar por su concierto madrileño, puesto que un constante zumbido, debido posiblemente a las condiciones acústicas de la sala, entorpeció su trabajo.

Batería y bajo cumplen sin excesiva brillantez, siendo tan sobrios como poco creativos. Un conformismo del que se escapa Dani Nel-Lo, un saxofonista que actualmente realiza dignamente labores multiinstrumentistas, destacando por el enérgico tratamiento de armónicas en algunas de las mas brillantes canciones.

Sección de viento

También fue novedad la aparición, aproximadamente en la mitad del recital, de una sección de viento formada por un saxo, una trompeta y un trombón. No se libraron del mal sonido, pero al menos pusieron una nota de color y de calor, con una coreografía que recordaba la utilizada por los La Bamba Rosemberg y sus Miami Horns en los shows de Bruce Springsteen.Pero cuando apenas ha transcurrido un cuarto de hora de concierto los ritmos, los riffs de guitarra, los redobles de batería, empiezan a repetirse machaconamente. A partir de entonces nada impresiona, y al oyente solo le queda adivinar en qué momento se van a repetir los tópicos.

Cada nueva canción recuerda a alguna que ha sonado previamente, o bien a algún clásico. Es el riesgo de encasillarse en un género tan atractivo como limitado, en el que abrir nuevos caminos, como hicieron en su día The Stray Cats o The Violent Femmes, es difícil y arriesgado.

Pese al deficiente sonido, Los Rebeldes en directo superan a Los Rebeldes de estudio. En vivo sus canciones son más impactantes, más poderosas, dejando a un lado producciones blandas y comerciales en favor de unos arreglos más duros y creíbles. Sacrifican una comercialidad a la que no pueden renunciar en sus grabaciones en favor de la frescura, el sentimiento y la pasión de un buen directo.