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Puntos oscuros en la hierba

Los jardineros de Vitoria llevan 20 días de paro en protesta por el aumento de los excrementos de perro

Pedro Gorospe

Los 60 jardineros que componen la plantilla del servicio de parques de Vitoria llevan 20 días sin trabajar porque el Ayuntamiento no toma medidas para atajar lo que consideran incremento preocupante de excrementos de perro en las zonas verdes del centro de la capital.

Además de la molestia de trabajar en tan poco grata compañía, los jardineros denuncian un importante problema sanitario de fondo: las heces transmiten enfermedades y ellos no están dispuestos a correr riesgos. La infantil e ingenua pero reveladora frase "mamá, caca" podría repetirla hasta la saciedad cualquier niño medianamente observador que paseara por los parques y la zona peatonal de Vitoria, una ciudad con 280 hectáreas de zonas verdes y un censo de 1.100 perros.La parte más afectada es el centro, una serie de parques que los jardineros han definido como puntos negros, 23 en total, por el peligro que su actual estado puede entrañar también para los niños que juegan en el césped.

Incluso ellos mismos se sorprendieron cuando, en una acción de protesta cuyo objetivo era marcar con una pequeña bandera ilustrativa cada una de las deyeccíones animales, en 90 metros cuadrados de un mismo jardín plantaron 103 estandartes acusatorios.

"No estamos contra los perros", dice Alfredo Hernández, portavoz de los jardineros; "se trata de un problema de educación y mentalización de sus propietarios". El mayor número de estos animales se acumula en el centro de la ciudad, una zona en la que el nivel económico es superior al medio.

Vieja reivindicación

El conflicto se inició el pasado mes de abril, cuando los jardineros pararon por primera vez con el fin de reivindicar las medidas oportunas para frenar un problema que desde su punto de vista crece día a día. El Ayuntamiento acordó entonces remitir una carta a todos los propietarios de perros con las ordenanzas municipales al respecto, iniciar una campaña de mentalización social en la Prensa, mantener una serie de contactos con representantes de las asociaciones de defensa de los animales y dar instrucciones concretas a los policías municipales para que adviertan a los propietarios de animales que ni los jardines ni las zonas peatonales son los lugares más oportunos para que defequen sus animales. Sin embargo, explica Alfredo Hernández, "ninguna de estas medidas se puso en marcha".A raíz de esta situación, el pasado 28 de noviembre los jardineros volvieron a parar. Insisten en que el problema es de todos y que es importante saber cuáles son los peligros de contagio.

Según el médico veterinario Javier Ruiz, existe una larga lista de enfermedades que se transmiten a través de las heces del perro pero muchas de ellas están erradicadas. "Las más comunes son la hidatidosis, que produce el quiste hidiatídico en el cerebro, pulmón o hígado, y una serie de parásitos como lombrices, tenia o lambrias". Desde su punto de vista, el mayor peligro reside, no obstante, en los excrementos de los perros vagabundos, ya que no están sometidos a control.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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