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Dos médicos tibetanos diagnostican a través del pulso

Pedro Gorospe

Desde hace tres meses, más de 2.000 personas han sido atendidas en el Tibetan Medical Center, donde Tsewang Dadhul, monje con 12 años de experiencia, y Pema Dorjee, doctor en un hospital de Nueva Delhi, utilizan la técnica de la pulsología como método de diagnóstico.La medicina tibetana es el último eslabón de una cadena de terapias orientales. Se fundamente en el hecho de que a través del pulso, cogido en la arteria radial, a la altura de la muñeca, con las yemas de los dedos índice, corazón y anular, los especialistas tibetanos pueden percibir hasta seis pulsos diferentes, tres superficiales y tres profundos. Los distintos ritmos comunican el estado de los "humores orgánicos, viento, bilis y humor", cada uno de ellos con cinco energías particulares. Mientras que el viento regula las funciones nerviosas y la respiración, la bilis controla el calor del cuerpo y las digestiones, y el humor, la untuosidad de los tejidos. Un esquema de trabajo que tiene ciertas coincidencias con la antigua teoría hipocrática de los humores.

Piedras preciosas

Para los tibetanos la fiabilidad del pulso es impresionante. Aseguran que pueden diagnosticar cada una de las más de 80.000 alteraciones del cuerpo humano y que ya han demostrado su capacidad para distinguir hasta 16 tipos de tumores diferentes. Disponen de más de 200 preparados diferentes a base de plantas y minerales. Para la elaboración de las llamadas píldoras perla, que se entregan envueltas en seda y lacradas, utilizan oro pulverizado y varias piedras preciosas.

Para el especialista en medicina oriental doctor Miguel Alba Villota, los tibetanos entienden las enfermedades dentro del ecosistema que rodea al individuo, y éstas se producen por alteraciones, primero de su energía, luego de la función y finalmente del órgano. Desde su punto de vista, "la pulsología es válida como medicina preventiva sobre el individuo concreto, aunque no definitiva".

Tsewang Dadhul permanecerá en Vitoria dos años. Desde su punto de vista, ninguna medicina es perfecta. "Lo ideal sería", explica en inglés, "llegar a una integración de todos los sistemas". Su llegada a España desde Dharamshala, pueblo situado al norte de la India, fue problemático. El Dalai Lama, jefe espiritual de este pueblo, sólo concedió el permiso de salida tras cuatro viajes de los impulsores del centro tibetano at esa ciudad, situada a 1.800 metros de altitud.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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