Llamamiento para que Latinoamérica no pague la deuda

"La deuda externa pública latinoamericana [que a finales de 1987 ascendía a 409.815 millones de dólares (49 billones de pesetas)] tiene su origen en un orden económico internacional injusto y es en gran parte ilegítima", y en consecuencia se hace necesario "suspender todo pago por capital o intereses, bajo cualquier modalidad que asuma, hasta tanto una auditoría internacional, con colaboración popular y parlamentaria, determine los saldos reales de la deuda externa en los países en vías de desarrollo", aseguran las conclusiones del II Congreso Iberoamericano de Derechos Humanos, clausurado el sábado en Badajoz.El congreso ha acordado solicitar a todos los Estados que disminuyan "en un 7% anual sus presupuestos militares, aplicando dichos montos a la creación de un fondo mundial de las Naciones Unidas para los países en vías de desarrollo que sea destinado a la promoción del crecimiento de las economías de nuestras naciones y al pago de la deuda externa legítima".

De manera particular se pide al Gobierno español que "condone aquella deuda de los países de América Latina, condicionado a que los Gobiernos de la región respeten la institucionalidad establecida en materia de derechos humanos en atención a su carácter ilegítimo y su material incobrabilidad". El congreso considera que las políticas de ajuste violan los derechos humanos.

Contraída "por usurpadores políticos con incumplimiento de las normas constitucionales respectivas", la deuda externa resulta incobrable al contener los contratos en los que que se instrumentó "cláusulas que determinan su nulidad. Tal es el caso de la tasa de interés variable por decisión unilateral de una de las partes, la banca acreedora, que se fue incrementando desde el 6% inicial al 20% posterior".

Entre los participantes en el congreso se encontraban la viuda de Salvador Allende, Hortensia Bussi; el ex presidente de la República Dominicana, Juan Bos; el embajador de Argentina en la ONU, Julio César Strassera, y los intelectuales Miguel Littín, Eduardo Galeano y Ricoberta Menchu, junto a 200 representantes de diversos países latinoamericanos y observadores internacionales.