Las obispos y la Administración pactan que el día de la Inmaculada sea fiesta fija anual

La Administración socialista y la Conferencia Episcopal Española han llegado a un acuerdo sobre un calendario fijo de fiestas. En la sesión que la comisión mixta técnica Iglesia-Estado mantuvo el pasado martes, ambas partes llegaron al compromiso de que el 8 de diciembre sea festivo. También seguirá teniendo carácter no laborable el 6 de diciembre, Día de la Constitución. El decreto que consagre definitivamente esta situación está siendo elaborado por el Ministerio de Trabajo, y se espera que sea hecho público en los próximos días.

Fuentes consultadas por este diario aseguran que la festividad de Corpus queda a discreción de las comunidades autónomas. Asimismo, son optativas las de los días de Santiago (25 de julio) o el de San José (19 de marzo), por una parte, y Jueves Santo o la festividad de Reyes, por otra. El calendario de días no laborables es del agrado de la Iglesia, que por medio del secretario general del episcopado, Agustín García Gasco, ya había expresado recientemente ante los medios de comunicación su voluntad de negociar una relación de festividades para evitar, de esta manera, los problemas que han surgido en años anteriores con respecto a algunas festividades religiosas.El propio García Gasco fue el encargado de llevar la propuesta de los obispos ante la Administración, en concreto la comisión mixta técnica, el pasado martes. Al parecer, en esa reunión no hubo grandes divergencias entre las partes negociadoras. Sin duda pesaba en el ambiente la declaración de la Inmaculada como jornada festiva este año, a lo que el Gobierno accedió después de que la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) decidiera sumarse a. la iniciativa de los obispos e hiciera que el Ejecutivo restituyera al 8 de diciembre el carácter de día festivo que había trasladado al 5 de ese mismo mes.

Solución positiva

En medios eclesiásticos la solución ahora pactada se considera globalmente positiva, mientras que en algunos sectores del partido en el poder persisten reticencias a que en una misma semana se celebren las fiestas de la Inmaculada y de la Constitución, por los trastornos en el proceso productivo que, a su juicio, ello puede acarrear.Sin embargo, el Gobierno parece dispuesto, de acuerdo con estas fuentes, a no abrirse un frente con la Iglesia, máxime después de la resonancia de la campaña desarrollada este año y que ha llevado hasta la sede madrileña de la Conferencia Episcopal unos dos millones de firmas solicitando que el 8 de diciembre de este a1o fuera declarado festivo.

García Gasco, en su comparecencia ante los medios de comunicación del pasado 11 de noviembre, ya anticipó que la voluntad de los obispos era que el calendario fijo de fiestas religiosas respetara la Inmaculada, Navidad, Todos los Santos y Viernes Santo. La consecución de este calendario a perpetuidad es obra del secretario del episcopado, quien junto al presidente de los obispos españoles, cardenal Ángel Suquía, ha logrado que la iniciativa de ver convertida la Inmaculada en jornada festiva sea un hecho.

Sin embargo, el Gobierno vasco ha decidido mantener festivo el lunes día 5 de diciembre en lugar del día 8, a pesar de que la portavoz del Gobierno anunciase en días pasados que el carácter festivo de la Inmaculada tenía extensión nacional y no podía ser modificado por las comunidades autónomas. José Ignacio Arrieta, consejero de Trabajo del Ejecutivo autonómo explicó el pasado 18 de noviembre que la comunidad vasca tiene competencias ejecutivas en materia laboral y autonomía para fijar su calendario de fiestas. Por el contrario, en Cataluña, la Generalitat ha respetado la decisión del Gobierno central de declarar festivo el día de la Inmaculada.