30.000 jóvenes rechazan en Madrid el plan de empleo
Un centenar de jóvenes incontrolados ocasionaron disturbios violentos, lanzando piedras y litronas y quemando mobiliario urbano al término de la manifestación convocada por la Plataforma por el Empleo de los Jóvenes, en la que participaron unas 30.000 personas. Según la Delegación del Gobierno, 19 personas, 15 de ellas policías, resultaron heridas. De éstos, uno permanece ingresado en observación. El secretario general de UGT, Nicolás Redondo -que con su homólogo de CC OO, Antonio Gutiérrez, y los demás líderes de la plataforma encabezaba la manifestación-, dijo: "Un Gobierno no se desgasta por rectificar".
Según la plataforma convocante, esta es la manifestación que mayor número de organizaciones juveniles aglutina desde 1977 cuando se pidió el voto a los 18 años. 300 autobuses y cuatro trenes especiales llegaron a Madrid ayer. La manifestación cubrió un espacio de 800 metros en una avenida de 16 metros de ancho.A la una de la tarde, cuando la cabeza de la manifestación todavía no había llegado a la plaza de Atocha, final de su recorrido, varios jóvenes enmascarados comenzaron a lanzar piedras y efectuar carreras. En una de ellas arrollaron a María de los Angeles López Fuentes, jubilada, de 70 años, que perdió tres dientes y fue dada de alta posteriormente.
Los jóvenes, entre 15 y 20 años, que iniciaron los disturbios en los alrededores de la plaza de Atocha, afirmaron pertenecer a Ultrasur y Frente Atlético. Otros de los provocadores explicaron que: las razones de su violencia radicaban en que se sentían marginados por la sociedad, mientras que varios encapuchados lanzaron gritos a favor de ETA y contra la policía. Los enmascarados, se enfrentaron primero con unos cuantos miembros del servicio de orden de la manifestación, formado por más de 2.000 personas, entre estudiantes y trabajadores de las distintas federaciones de UGT y CC OO.
La policía, que se replegó dos veces antes de actuar, selanzó contra los provocadores 10 minutos después de que los altavoces anunciaran el final de la manifestación. La policía cargó contra los jóvenes e hirió a uno de ellos, que tuvo que ser trasladado a un hospital. Durante la segunda carga, otras dos personas resultaron heridas leves.
Un fuerte despligue policial -tinos 1.000 agentes- vigiló las manifestaciones de ayer. La dotación estaba compuesta por siete compañías de reserva (antidisturbios), una sección de caballería y otra de motoristas.
Varias cabinas de teléfonos destrozadas, una bandera española quemada, varios cristales de vehículos apedreados y numeroso mobiliario urbano destrozado fue el resultado de la actuación de los incontrolados, que emplearon piedras, palos y bolas de acero contra la policía.
Mamá es del PSOE
Durante el recorrido de la manifestación nada hacía presagiar un final violento, y los escasos jóvenes que iban paseando con la cara tapada explicaban que era para evitar ser filmados por los vídeos policiales, mientras que los que bebían de las litronas las abandonaban en el suelo.
Sin embargo, antes de que se iniciara la protesta hubo incidentes leves en el metro, protagonizados por jóvenes que no querían pagar. Estos grupos causaron ayer importantes destrozos en varios trenes, autobuses y estaciones del metro, antes y después de la manifestación. A primeras horas de la mañana, un número sin determinar de jóvenes asaltó la estación de Ciudad Universitaria, donde rompieron los semáforos, varios fluorescentes y papeleras y detuvieron un tren accionando del freno de alarma. Cinco jóvenes de 17 años, vecinos del barrio de Aluche, que llegaron a la manifestación saltando los controles del metro, aseguraron que habían tenido problemas con sus padres, militantes socialistas, ya que no querían que asistieran a la manifestación. "Mi madre es sociata y no me ha querido dar dinero piara que viniera", explicó Javier.
"No es digno que yo le quite el puesto de trabajo a mi padre porque salgo más barato", añadía otro joven perteneciente a las Juventudes Obreras Cristianas de Córdoba. La mayor parte de los jóvenes consultados conocía el contenido del Plan de Empleo Juvenil ideado por el Gobierno y argumentaba las razones por las que estaba en contra. Grupos de manifestantes gritaban consignas que pedían que este plan se aplicara al hijo de Felipe González. Otros cantaban: "Felipe, Felipito, el plan para el principito".
Los organizadores cifraron en 75.000 el número de manifestantes, mientras que la Policía Municipal contabilizaba unas 12.000 personas.
Un joven vallecano [del barrio madrileño de Vallecas] de 17 años y con un año de paro, que llegó acompañado por media docena de amigos, explicaba en su lenguaje los motivos de su asistencia a la protesta: "Esta película es un full [engaño], y Felipe, un nota [listillo]".
Un mensajero que se había escaqueado de su trabajo protestaba tras la pancarta "Dales Kaña", de la Federación de Juventudes Revolucionarias. Una chica cantaba emocionada la canción de Quilapayún El pueblo unido, desde un vehículo con megafonía. A los lados, dos grupos de jubilados aplaudían. "Somos militantes de Comisiones Obreras y hemos luchado; no esperábamos que viniera tanta gente, y nos alegramos de que no haya violencia", explicaban. Otros ancianos, "ex combatientes de la zona republicana", se congratulaban de la movilización. "Ya era hora", decían. Los jóvenes coreaban: "Obreros y estudiantes, unidos y adelante" y "Menos pianos y más salarios".
Por vez primera desde que se han iniciado las movilizaciones previas a la huelga general del día 14 han participado representantes de la vida política española. El secretario general del PCE, Julio Anguita, y los diputados de Izquierda Unida Nicolás Sartorius y Gerardo Iglesias formaban parte del grupo de manifestantes que abría la marcha.
El Sindicato de Estudiantes, por su parte, explicó que la huelgo convocada por ellos había tenido una respuesta casi total en Barcelona, Galicia, Sevilla, Valencia y Aragón.
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