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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ni blanco ni negro

Interesante argumento para un cineasta inquieto allí donde ahora reina la quietud, y algo proclive a la retórica considerada en el buen sentido del buen buscador de originalidades, pero que se queda un paso mas acá de las expectativas que inicialmente pone en marcha en el espectador.La película puede encasillarse en el esfuerzo del cine norteamericano por revitalizar todavía vivas tradiciones de su cine negro. Este meritorio esfuerzo, que está dando algunos frutos más que estimables y que están todavía vigentes en las carteleras o muy cerca de ellas en el recuerdo, encuentra dos barreras difíciles de saltar. Una de ellas es la enfermedad de la simplicidad del estilo, derivada de la gran demanda existente de telefilmes que cuenten historias de estas características genéricas negras.

Mascarada para un crimen

Dirección: Bob Swain. Guión: Dick Wolf. Estados Unidos, 1988. Intérpretes: Rob Lowe, Meg Tilly, Kim Catrall. Estreno en Palacio de la Prensa, Bilbao, Carlos III.

Hay que decir que Mascarada sale a flote de esta prueba. Al género negro no le van bien las simplicidades o elementalidades de estilo (que son cosa muy distinta de la sencillez) y ahí deben buscarse los cortos, pero existentes, méritos de este filme y de su director. Una materia argumental compleja es tratada esta vez a la altura que requiere su complejidad, sin esa digestión previa que exigen los facilones alimentos televisuales, que obviamente no son muy amigos de los matices, de los entrelineados y de las segundas lecturas.

Pero hay otra barrera con la que tropiezan estos filmes, que, al contrario que la anterior, Mascarada no supera: la dificultad de encontrar, para darles la encarnadura que requiere su verosimilitud visual -al contrario que hace unas décadas-, un reparto sólido, compacto y enteramente convincente, capaz de estar a la altura de los duros y tensos cometidos dramáticos en que lo embarcan. Mascarada, que tiene aciertos de estilo, hace agua por ahí, por el lado mortal del reparto. Se trata de un filme de actores que no tiene dentro actores que le den la electricidad y la vibración que necesita para que nos transmita a los espectadores esa electricidad y vibremos con ella. De ahí que todo se quede, después de ver la película, en el sabor de un ensayo frustrado y en una promesa incumplida. Una interesante, pero insuficiente película.

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