Estafa

A partir de ahora prometo leer con más atención EL PAÍS, y especialmente las Cartas al Director. Hace unos meses publicaron ustedes una carta en la cual un ciudadano se quejaba de una estafa de la que había sido víctima por parte de la universidad pontificia León XIII, de Madrid. No le presté mayor atención, y ahora he sido yo el estafado. En respuesta a un anuncio publicado en la Prensa por la antedicha un¡versidad- anunciando cursos master de informática a distancia, inquirí por teléfono las condiciones, garantizándome ellos la seriedad del programa y la oportunidad de matrícula en octubre de este año. Compré un ordenador adecuado (250.000 pesetas), un Modem (40.000 pesetas) y pagué la matrícula del primer ciclo (90.000 pesetas).Al no recibir en octubre noticia alguna llamé por teléfono: habían decidido unilateralmente no hacer el curso ni devolverme el dinero de la matrícula (mucho menos, los daños y perjuicios causados). He ido a Madrid, he preguntado 20 veces, y la contestación de las secretarias de Programas y Aplicaciones, en Galileo, 91 (que no es la universidad León XIII, sino su hombre de paja), es siempre la misma: sus jefes, señores Mezquida y Abriles, no están dispuestos a devolver una peseta. Naturalmente, me voy a querellar por apropiación indebida y estafa contra estos sujetos.

Lo lamentable es estafar a gente que por su poca preparación intelectual vea en estos cursos una salida y una apertura para su vida profesional; es como el que roba a ancianos o a ciegos aprovechando su falsa superioridad o sus promesas. Ya que el Ministerio de Educación y Ciencia no toma cartas en este asunto (¿cuántas academias fantasma idénticas habrá?), me limito a advertir a la opinión pública: eviten la susodicha universidad y el Centro de Programas y Aplicaciones; no se fíen, no se dejen estafar- Juan Pinés Zaragoza.