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Acumular más tanques que nadie

La jerarquía militar soviética no comprende la reducción de los armamentos convencionales

Pilar Bonet

La reducción de los armamentos convencionales entre la OTAN y el Pacto de Varsovia choca con la mentalidad de la jerarquía militar soviética, interesada en acaparar más armas y tropas que "todos los adversarios potenciales juntos", en nombre de una concepción bélica obsoleta acuñada en época de Stalin y continuada en los tiempos de Breznev. Ésta es la tesis que ha sido defendida en un artículo publicado en el último número de la revista Vida Internacional, cuyo autor es Vitali Shlykov, un economista experto en temas militares.

El surgimiento y desarrollo de la asimetría favorable al Pacto de Varsovia en el número de tanques en Europa tras la Segunda Guerra Mundial es, según el autor, "uno de los ejemplos más evidentes del arraigo en la estructura militar de la adoración ante los parámetros cuantitativos del potencial militar y de la aspiración de muchos jefes militares del más alto rango a tener a mano más armas y tropas que todos los adversarios potenciales juntos".Shlykov, que propone una opción cero en el número de tanques entre el Pacto de Varsovia y la OTAN, considera que el mantenimiento de agrupaciones de miles de carros de combate en Europa supone un "peligroso anacronismo" y es un "tributo exorbitante al pensamiento militar de la época del estancamiento".

Nuestra coraza es fuerte y Nuestros tanques, rápidos son los títulos, procedentes de una estrofa de una canción militar soviética, que Shlykov eligió para las dos partes de su artículo, plagado de datos militares de procedencia occidental, en Vida Internacional, hasta hace poco una revista aburrida y de escaso interés, vinculada al Ministerio de Exteriores de la URSS, que ha adquirido un nuevo dinamismo en los últimos tiempos.

La codicia de tanques de la jerarquía militar soviética se desarrolló, según Shlykov, durante la II Guerra Mundial. Entonces, los mandos militares se acostumbraron a calcular sus necesidades partiendo de las grandes pérdidas sufridas en el número de tanques (20.000 unidades en un año de guerra).

Justificar su culpa

A principios de 1945, Moscú tenía en el frente un total de 11.800 tanques y carros de combate y había recuperado con ello la superioridad que poseía sobre la Alemania fascista en vísperas de la contienda. Stalin, sin embargo, fomentó el mito de la superioridad militar alemana en armas y tanques con el fin de justificar su culpa en el exterminio de los cuadros militares especializados y el fracaso en el período inicial de la guerra."El mito del retraso tecnológico de la mayor parte de la técnica bélica soviética en vísperas de la guerra", señala Shlykov, "está sorprendentemente vivo y continúa siendo apoyado en la historiografía soviética hasta hoy". En este contexto, el autor critica al general Dimitri Volkogonov, el jefe de los archivos militares soviéticos y encargado de escribir una monumental biografía de Stalin.

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Las pérdidas de la guerra contagiaron a muchos mandos militares la "insaciable necesidad de tanques", y de ahí viene la superioridad soviética en este terreno. Se trata, señala Shilykov, de un "pensamiento prenuclear" engendrado por la incomprensión que Stalin evidenciaba frente a "la diversidad de características cualitativas" de la "potencia militar de Estados con diferentes estructuras sociales".

Las "semillas de la ciencia de la victoria" basadas en "la cantidad y no en la habilidad" encontraron terreno fértil en el "pensamiento militar conservador de la época del estancamiento", afirma Shlykov.

El ministro de Defensa soviético, Dimitri Yazov, ha calculado en 20.000 unidades la superioridad del Pacto de Varsovia sobre la OTAN en lo que a tanques se refiere. Sin embargo, los datos occidentales manejados por Shlykov indican que el Pacto de Varsovia tenía un total de 68.300 tanques frente a 22.200 de la OTAN en 1987.

El enfoque cuantitativo ha sido también característico en otros tipos de armamento, señala Shlykov citando las armas químicas y la artillería soviética. "Puede ser que estos datos estén exagerados y produzcan confusión en la opinión pública", señala tras referirse a las cifras facilitadas por el Pentágono norteamericano para el período 1977-1986. "En este caso, ya es hora de aclararlo", sentencia el autor sumándose a las voces que comienzan a pedir en los medios de comunicación soviéticos una mayor transparencia informativa al Ejército.

"La democratización de la vida militar no es tan rápida y profunda como se quisiera", decía Dimitri Yazov en una entrevista recientemente publicada por el órgano del Ejército Krasnaia Zvesda. "Hasta ahora", señalaba, "una parte bastante grande del personal en muchas unidades y buques no se ha incorporado al trabajo común (...) interesado y responsable de la perestroika".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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