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El centro de Cadagua continua trabajando con normalidad

Uno de los cuatro centros pertenecientes a Narconon que permanecen abiertos en España se encuentra en Cadagua de Mena, una pequeña localidad situada al norte de la provincia de Burgos, donde apenas viven 45 personas. Cadagua se encuentra a unos 55 kilómetros de Bilbao y ésta podría ser una de las razones por las que Narconon, una vez expulsada del País Vasco, estableciese en ea localidad su centro del norte, hace aproximadamente tres años.La vida en Cadagua no parece haberse alterado por los últimos acontecimientos y hasta en el centro, instalado en una casa de dos plantas en mitad del pueblo, se respira una gran tranquilidad sólo rota por el teléfono, "que no ha parado de sonar desde que la noticia de la redada saliese en la televisión", dice José María Endeiza, director del centro. El domingo por la tarde la policía hizo un registro en las instalaciones, "interviniendo diversa documentación y sacando muestras de las vitaminas que damos a los pacientes". Ello parece haber contribuido, según el director, al aspecto de abandono y desorden que se observa en algunas instalaciones.

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En el centro, que tiene capacidad para 30 personas, se encuentran en estos momentos, además de los responsables, únicamente cinco jóvenes de tratamiento de desintoxicación, que consiste básicamente en la ingestión de vitaminas, ejercicio, sauna y una serie de cursos o charlas "para que vean qué es lo que iba mal y cómo volver a funcionar en sociedad", dice Endeiza. Todo ello viene a costar unas 180.000 pesetas al mes a cada paciente o estudiante, como son denomina aquí. El director no considera excesiva esa cantidad, pese a que el centro no cuenta con médico, psicólogo, ATS u otros profesionales cualificados. Los pacientes no son siempre, como podría pensarse, gente adinerada.

Crédito

En ocasiones recurren a un crédito o a sus padres, como ocurre en el caso de Valentín Matilla, un joven almeriense de 22 años cuyo padre es pensionista. Valentín lleva enganchado de la heroína desde los 13 años y desde entonces ha recibido tratamiento en otros centros. Valentín no cree, al igual que el director del centro, que Narconon oculte un movimiento sectario. "Aquí no hay nada oculto", dice, "no tenemos ningún ídolo ni adoramos a nadie. Yo vine aquí por mi propio pie y me puedo ir cuando quiera, y ya está bien de que nos machaquen. Por lo menos, ya que no han sido capaces de ayudarnos, que nos dejen que nos ayudemos nosotros solos o nuestras familias".

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