La CE mantiene su decisión de prohibir importar carne tratada con hormonas

EE UU y la Comunidad Europea (CE) parecen encaminarse hacia una guerra comercial cuando a partir de enero los doce prohiban la importación de carne norteamericana tratada con hormonas y Washington replique penalizando algunas exportaciones europeas. "Temo", explicaba el jefe de la diplomacia española, Francisco Fernández Ordóñez, "que este asunto, que Washington ha sacado de quicio, enturbie la presidencia española".

El máximo responsable del comercio exterior de EE UU, Clayton Yeutter, rechazó ayer el último compromiso propuesto por la CE y los ministros de Asuntos Exteriores de los doce respondieron dando su acuerdo a la preparación de medidas para contestar a las represalias que Washington tiene la intención de tomar a partir de enero.De camino a Montreal, donde asistirá a una reunión del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), el comisario europeo encargado del comercio exterior, Willy de Clercq, puede hacer escala en Washington para entrevistarse una vez más con Yeutter, pero el miembro belga de la Comisión Europea se declaró "muy escéptico" sobre la posibilidad de evitar un conflicto.

Yeutter, por su parte, no se mostró más optimista sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo antes de la fecha límite después de haber rechazado el compromiso ofrecido por De Clercq el sábado, "porque no vimos o escuchamos nada en él que fuese muy atractivo o alentador".

La entrada en vigor, retrasada durante un año, de una directiva comunitaria de protección de la salud de los consumidores y que prohíbe la venta e importación de carne tratada con hormonas impedirá de hecho las exportaciones norteamericanas de ese producto al viejo continente, que ascienden al equivalente de 17.250 millones de pesetas.

El compromiso avanzado por De Clercq el pasado fin de semana consistía en excluir de la prohibición la carne para animales, lo que, según los expertos, hubiese reducido en 5.750 millones de pesetas el perjuicio causado a las exportaciones norteamericanas, y en aumentar la cuota de carne de gran calidad que los ganaderos de EE UU pueden colocar en el mercado europeo.

Protestas

La Administración del presidente Reagan considera que la directiva carece de fundamentos científicos y pretende, en realidad, reducir las exportaciones norteamericanas para dar salida a los excedentes europeos, motivo por el cual ha decidido replicar imponiendo aranceles del 100%, que equivalen a una prohibición de venta, a productos comunitarios exportados a EE UU por valor de 17.250 millones de pesetas. Italia es el país de la CE más perjudicado y España figura en cuarto lugar.

La lista de medidas de represalia europeas a la sanción de Washington solicitada ayer por los ministros está ya lista y prevé someter a aranceles similares importaciones norteamericanas en la CE que se elevan a 17.652 millones de pesetas, pero tendría que ser revisada al alza si, como lo ha dado a entender Yeutter, EE UU echa por primera vez mano de la polémica ley de comercio (trade bill) y veta todas sus importaciones de carne europea. La factura rebasaría los 50.000 millones de pesetas.