Prueba para la 'perestroika' en las repúblicas bálticas
El Soviet Supremo de Lituania, que aprobó unánimemente la decisión de convertir la lengua lituana en idioma estatal de la República, no fue, sin embargo, tan lejos como el Soviet Supremo de Estonia, que el pasado día 16 de noviembre votó de forma ampliamente mayoritaria una serie de enmiendas a la Constitución de Estonia, dando prioridad a las leyes de la república sobre las leyes del Estado.Doscientos cincuenta y cuatro diputados votaron en Estonia a favor de las modificaciones constitucionales, y siete lo hicieron en contra. El punto más conflictivo de los cambios es un complemento al artículo 74 que en la práctica fija el derecho de veto de la república sobre las decisiones centrales.La enmienda al artículo 74 de la Constitución estoniana ha sido considerada contraria a la Constitución del país por el Soviet Supremo de la Unión que examinará el tema en su próxima sesión en presencia de representantes estonianos. Una comisión legislativa ha recibido el encargo de elaborar un informe sobre las decisiones estonianas "que afectan a los principios básicos de la formación y unidad de la Federación Socialista Soviética".Advertencia de Gorbachov
Una breve nota publicada ayer en Pravda daba cuenta sucintamente de la decisión de alterar el artículo 74, así como de la rápida reacción del Soviet Supremo de la URSS, según el cual esta enmienda y "un conjunto de otros documentos aprobados por el Soviet Supremo de Estonia divergen de las disposiciones en vigor en la Constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas".
Poco antes de emprender viaje a la India, Gorbachov advirtió contra "el extremismo político de carácter nacionalista", en un discurso pronunciado en la ciudad rusa de Oriol.
El presidente de Estonia, Arnold Rutitel, era esperado anoche de vuelta en Tallinn, procedente de Moscú, según manifestó telefónicamente una periodista estoniana, según la cual, la situación era "tranquila" en la república. Esperamos que los periódicos publiquen esta noche suplementos especiales con todo el debate y las decisiones de nuestro Parlamento", manifestó la periodista. Ésta dijo también que Edgar Savissar, el cerebro del Frente Popular de Estonia, estaba ayer en Moscú.
El Frente Popular de Estonia y Letonia y el Movimiento (Sajudis) en Lituania son los nombres de las organizaciones de masas surgidas en el Báltico al calor de laperestroika, y su formación fue acogida favorablemente por el Kremlin. En los tres casos, estas organizaciones actúan en armonía con los respectivos partidos comunistas republicanos, cuyos dirigentes han sido relevados en los últimos tiempos por hombres con una imagen reformista. El Kremlin, sin embargo, parece haber perdido algo del entusiasmo con el que acogió su formación, y un indicio de ello son las declaraciones que Víctor Chebrikov miembro del Politburó del PCUS, realizó recientemente en Estonia. Chebrikov lamentaba que el "movimiento internacional" de la república de Estonia no recibiera las mismas posibilidades de expresión que el Frente Popular.
Entre las resoluciones del Soviet Supremo de Estonia está la garantía de reconocimiento del Frente Popular y de los verdes estonianos, pero nada se dice del movimiento internacional que agrupa básicamente a sectores rusohablantes para quien el giro nacionalista de los acontecimientos resulta algo amenazador. El periódico Pravda criticaba ayer a la Prensa del Báltico por lo que consideraba una postura tendenciosa y unilateral. En su crítica, el diario Pravda citaba corresponsales extranjeros de filiación comunista.Derecho a veto
Sovietskaia Rossia fue ayer uno de los pocos periódicos que reaccionaron a las decisiones de Estonia con un comentario propio, donde se manifestaba que la sesión había sido un posible precedente en decisiones de temas que "excluyen el apresuramiento". En Vilna, la capital de Lituania, el Soviet Supremo de la república decidió nombrar una comisión encabezada por el jefe del partido comunista, Algirdas Brazauskas, que estudiará el proyecto constitucional de Sajudis, donde se contiene, al igual que en Estonia, una cláusula que establece el derecho a veto sobre las leyes de la URSS. El Parlamento lituano aprobó el uso de la bandera y el himno nacional de la república, pero no consiguió ponerse de acuerdo sobre el futuro escudo de la misma.
[Ajmed Ajmedov, de 24 años, uno de los tres azerbaiyanos acusados de haber participado en las matanzas antiarmenias de Sumgait, fue condenado a muerte ayer por el Tribunal Supremo de la URS S, informa Efe. El pasado febrero, al comienzo de las revueltas nacionalistas en la República de Armenia por el disputado territorio de Nagorno-Karabaj, se produjo una matanza en Surrigait de las que fueron víctimas 32 personas, 27 de ellas armenias].
Sueños románticos
Un ambiente de euforia, de seguridad y casi de sueño romántico reina en Tallinn, la capital de Estonia, en relación al concepto de soberanía que ha impregnado las decisiones del Soviet Supremo (Parlamento) de esta república soviética.Activistas del Frente Popular y miembros de la intelectualidad de Estonia se negaban a aceptar -en nombre de la perestroika y la democratización- que tales decisiones puedan suscitar el enojo de Moscú cuando el poder central soviético ya había expresado de hecho sus objeciones.
Los "representantes de la opinión pública soviética" califican de "injustificadamente apresurada" la decisión del Parlamento estoniano, dijo anoche la agencia soviética Tass apoyándose en una rápida encuesta realizada en la capital de la URSS.
"No veo por qué Moscú va a tener objeciones", decía a esta corresponsal el arquitecto Ignar Fiujk, miembro del consejo cultural de las siete asociaciones de intelectuales de Estonia. Fiujk, uno de los, redactores de la declaración de soberanía, opinaba que el proceso de cambio está bajo el control del Partido Comunista de Estonia. El derecho a veto es "una acción defensiva" y no "un ataque", ya que las modificaciones constitucionales soviéticas "han puesto en peligro nuestra soberanía". ¿Ve Fiujk un futuro para Estonia en la URSS? "Esta no es la cuestión primordial, si somos realistas", asegura. "Lo primordial es cambiar las relaciones dentro del Estado para que no sean los ministerios centrales quienes dicten sus condiciones".
En su discurso ante el Parlamento, el presidente de Estonia, Arnold Ruutel, dio cuenta de la recepción de 166 actas y protocolos que querían incluir la cuestión de la " posible salida" de Estonia de la URSS en "caso de necesidad" en el orden del día de la sesión. "Apreciados camaradas", fue la respuesta de Ruutel, "hoy discutimos la cuestión más importante, la reforma del sistema político; esto hay que hacerlo de forma sobria y efectiva, dejando a un lado las emociones".
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