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El Gobierno peruano cede ante la presión de las huelgas

El Gobierno peruano ha derogado el decreto que establecía topes salariales a los acuerdos colectivos de indexación, firmado ya y que en los cuatro días anteriores desató una serie de huelgas nacionales indefinidas en el sector bancario, textil y de servicios públicos, que amenazaba extender la protesta aún más en los próximos días.La ola de huelgas, agudizada por la que cumplen los mineros hace 25 días en demanda de un pliego único de negociaciones, ha estado precedida por una ofensiva contra el presidente AlanGarcía de parte de sectores centristas, por el arranque tempranero de próximas campañas electorales y por la urgencia de un reajuste económico al programa antiinflacionista de septiembre pasado.

La impopularidad del decreto fue agravada con el anuncio de más medidas económicas restrictivas -que, en palabras de Alan García, no afectarán la capacidad adquisitiva de la población- y aconsejó la derogación.

Ahora queda abierta la discusión sobre una ley salarial que reglamente los acuerclos, donde los sindicalistas harán prevalecer el carácter de ley de los convenios y el Gobierno tendrá que mediar entre las posibilidades financieras de los empleadores -por ejemplo, en el área de las indemnizaciones- y la indexación salarial puesta en marcha para impedir cierres y quiebras.

La crítica ola de agitación social se complementó en la madrugada de ayer con varios atentados contra residencias particulares. El partido gobernante Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), organizó en repuesta una manifestación de apoyo al presidente Alan García mientras el Ministerio de Agricultura admitía la amenaza de des abastecimiento de alimentos por falta de divisas para la importación de 600.000 toneladas de víveres, entre ellos azúcar, aceite, arroz y leche en polvo.

En el centro del escenario, sin la popularidad de ayer, atrapado entre las duras secuelas del paquete de medidas de ajuste de septiembre y una inflación anual de 1.111,8%, el presidente García es el blanco preferido de un ataque sistemático a su cargo y persona de sectores centristas, apoyados en su propósito por medios conservadores y por un grupo radical de la izquierda.

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