La jefa de la banda
Hace años que el nombre de Carla Bley está asociado a lo que comúnmente se llamó vanguardia, incluida una de sus zonas más interesantes y tal vez menos frecuentemente audible. Aparece su nueva big band euroamericana en el escenario del Alcalá y pudo sentirse latir un temor: ¿y si ahora se ponen a hacer algo un poco terrible? Y no; lo que tuvimos fue una magnífica big band de jazz moderno, cuyas notas de vanguardia están en hacer una música brillante, de inmediata accesibilidad y muy bien resuelta.Hija de organista de iglesia -una vieja tradición-, Carla Bley hizo su misma entrada en el mundo deljazz como compositora. Es significativo que dos verdaderos cerebros musicales, George Russell y Paul Bley, fueran los primeros en tocar y grabar sus temas. Su inteligencia musical, de compositora y de arreglista, está siempre por encima de un piano que sigue tocando como una niña; y lo curioso es que lo toca desde niña. Cuanto más brilla la música de la banda, más puede jugar Carla a la danza de los dedos sobre el teclado. Pero aquello, 15 músicos en escena, funciona en óptimas condiciones. En la banda hay músicos de tres generaciones, hay apartado de muy notables, de jóvenes y de adornos elegantes. En la sección rítmica hay bastante gente, pero el primero es Steve Swallow, que con su bajo eléctrico parece primero responsable del buen impulso rítmico de la banda. También están el baterista Buddy Williams y el percusionista Don Alias y la organista Karin
Caria Bley Euro-American
Big BandTeatro Alcalá Palace. Madrid, 8 de noviembre.
Mantler, también un poco de vibráfono, y bellos y fáciles solos de armónica, que a golpe de foco y ella vestida de negro la hacían una verdadera aparición. También en la rítmica podía estar Bob Stewart, al que se pudo escuchar cuando situó el micrófono en el exterior de la campana de su tuba. Fueron brillantes sus contrapuntos en uno de los solos de Lew Soloff, verdadero jefe en la línea de trompetas, en la que el papel de joven notable corresponde al danés Jens Winther. A su lado tenía al trombonista Gary Valente, la voz más rotunda de los pupitres de vientos. En el extremo, Frank Lacy, habitual trombonista de la Bras Fantasy de Lester Bowie y que en la trompa supo hacer cosas bellas. La línea de saxos parecía reservada a la joven cantera europea: desde el suizo Daniel Beaussier a los notables Andy Shepard y Wolfgang Puschnig, tenor inglés y alto alemán. También, el barítono italiano Roberto Ottini y el soprano austriaco Cristof Lauer.
En un largo concierto, las manos de Carla Bley, que firman composiciones y arreglos, llegan a todo cuanto la banda hace. Y lo que hicieron fue un muy bello concierto, cuando la originalidad espontánea y la inteligencia de la buena escritura de música que es Caria Bley impiden cualquier rutina.
Babelia
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