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Espartaco encabeza el escalafón taurino

Manili, revelación de la temporada, alcanzó el mayor promedio de triunfos en las plazas importantes

Espartaco es el diestro que ha toreado mayor número de corridas, cortado más trofeos y cobrado los más altos honorarios en la temporada taurina española de 1988. Por tercer año consecutivo encabeza el escalafón de matadores y es la figura más solicitada para los principales carteles y ferias del año próximo. Por número de actuaciones -y también de trofeos obtenidos- le siguen Litri, El Soro y Ortega Cano. El torero revelación de la temporada fue Manili, que alcanzó triunfos resonantes, principalmente en la Feria de San Isidro, de los que obtuvo inmediata rentabilidad artística y económica.

En sólo una semana, Manili pasó de suplicar contratos a elegirlos, y hubiera sido uno de los toreros con mayor número de actuaciones de no ocurrirle un gravísimo percance a finales del mes de agosto en Almería, que le obligó a cortar la temporada.El diestro de Cantillana es también uno de los que han cortado más orejas en plazas de primera categoría -sólo le gana Espartaco y empata con Litri- y en la relación actuaciones / trofeos es el que alcanza mejor promedio, incluso por delante del propio Espartaco. Emilio Martínez ha calculado estos promedios, que son reveladores. Referidos a las plazas de primera categona, donde el trapío del toro y la exigencia del público hacen más difíciles los triunfos, los toreros de mejor situados son, por este orden: Manili, con un promedio superior a una oreja por corrida; Espartaco y Litri. con 0'9, y Niño de la Capea y Morenito de Maracay con 0'8.

En sentido contrario destaca el caso de Julio Robles, que ocupando el sexto lugar en el escalafón, no ha cortado ni una sola oreja en plazas de primera. Tampoco obtuvieron ningún trofeo en estos cosos Emilio Oliva, Fernando Lozano, Juan Mora y Niño de la Taurina, entre los 25 primeros espadas del escalafón. Los peores promedios corresponden a Curro Vázquez, con 0'2, Fernando Cepeda, con 0'3 y Manzanares, con 0'56.

En cuanto a consideración artística de los matadores, Espartaco fue campeón de la regularidad; Litri mantuvo los créditos tremendistas que ganó de novillero y El Soro incrementó los suyos, sobre todo en plazas de segunda y tercera categoría; Ortega Cano fue sólido intérprete del toreo clásico; Joselito remontó el bache que pareció atravesar en la temporada anterior; Julio Robles dio un serio bajón artístico; Ruiz Miguel defendió su fama de diestro poderoso frente al ganado más serio.

Un accidente de avión le impidió a Víctor Mendes ser el segundo torero del escalafón, pues perdió gran número de contratos. Sin embargo demostró su entereza ya que pese a las graves lesiones, más otras que le produjeron diversas cogidas, continuó en su línea de matador-banderillero pundonoroso y valiente. Niño de la Capea lidió con éxito seis Victorinos en la plaza de Las Ventas y se retiró del toreo con aureola de primerísima figura; Roberto Domínguez ratificó en diversos cosos la recuperación artística que había iniciado en 1987; Morenito de Maracay, en progresiva depuración artística, consiguió importantes éxitos que le sitúan como figura a tener en cuenta en 1989.

Tomás Campuzano consiguió un triunfo importante en Bilbao, con Miuras, que revalorizó su cotización; Luis Francisco Esplá y Emilio Oliva hicieron sendas campañas en tono menor; Fernando Lozano sufrió los altibajos lógicos de quien tiene reciente la alternativa; Juan Mora bordó el toreo en algunas plazas mientras defraudó en Las Ventas; Manzanares logró algunos éxitos notables en medio de una temporada regular, propia de su veteranía; Fernando Cepeda no alcanzó las cotas artísticas de su etapa de novillero y primera como matador de toros.

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