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Ernesto Sábato denuncia la "tecnolatría"

El escritor argentino Ernesto Sábato, que pronunció sendas conferencias en Canarias en los últimos días y realizó declaraciones a este periódico, planteó en Tenerife un proceso a la ciencia, con la que no guarda buenas relaciones desde hace años, y se alzó contra los males de la "tecnolatría" y la deificación de los éxitos científicos para abrir paso a una concepción más humanista del mundo. El premio Cervantes, físico retirado, reivindicó, en la apertura de un ciclo sobre el papel del escritor ante el final del siglo, el valor de lo irracional y el pensamiento mágico de los sueños y los mitos para explicar su fe en la novela como último recurso ante la crisis de los tiempos modernos.El escritor argentino, prácticamente retirado de la literatura por graves problemas en la visión, reflexionó con vehemencia en la universidad de La Laguna sobre antiguas convicciones personales respecto a la alienación de la humanidad, que había abordado por primera vez en 1951 en Hombres y engranajes, obra por la que, según declaró a este periódico, llegó a ser tachado de reaccionario. Sábato arremetió furibundamente contra la ciencia y la tecnología, que han robotizado al ser humano, en su opinión, y defendió el papel romántico del artista.

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En este mismo foro, organizado por el Gobierno de Canarias, intervendrán Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y Camilo José Cela. Sábato será homenajeado en mayo próximo en París, con una exposición en el Centro Pompidou. Su silencio literario será roto por la inminente aparición en España y Argentina de un libro de conversaciones.

En su crítica de la ciencia, frente "al culto beato de la razón" Sábato propuso las "razones del corazón" que han cultivado siempre el arte, y en particular la novela. "La novela", dijo, "es de todas las artes la más integral, porque ha asumido al hombre concreto en su totalidad, su mente y su fondo irracional".

"Yo he escrito sólo tres novelas [El túnel, Sobre héroes y tumbas y Abbadón, el exterminador]; en realidad, he escrito más, pero soy muy autodestructivo. Y quiero que se me juzgue por ellas, no por mis ensayos, porque, en contra del prestigio de las ideas propio de nuestra civilización, creo que la ficción expresa la totalidad del escritor; no sólo su parte mental; también su enigma".

El escritor argentino se refirió al parentesco entre la rebelión natural de los jóvenes y la tendencia del artista a inventar realidades nuevas, pero reprochó a aquéllos sus pretensión de que el arte se disfrace de compromiso político. De igual modo, criticó la trivialidad de muchos escritores que "amontonan palabras en lugar de luchar con ellas para describir las intuiciones de los objetos poéticos de la inconsciencia". En esta línea, apostilló que el autor no gobierna el destino de sus personajes durante la creación. Puso como ejemplo a Martín, de Sobre héroes y tumbas: "El chico, por más que hice para que se suicidara, se encerró en la habitación de un hotel y esperó que Dios le salvara. Yo quería que se matara, pero en la madrugada decidió marcharse a la Patagonia. Evidentemente, Dios debió presentársele de alguna manera, pero yo no lo sé".

Sábato reconoció que el suicidio, aspecto recurrente en su obra, le ha tentado, "como a casi todos", alguna vez. "La vida es heroica, porque es muy dura, muy ardua, a veces terrible y asqueante; pero lo valioso es perdurar en un mundo imperfecto".

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