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Dimite el ministro de Defensa colombiano, que ordenó al Ejército una "ofensiva total" contra la guerrilla"

Colombia amaneció el sábado con un nuevo ministro de Defensa, en medio de la convulsión provocada por las declaraciones del general Rafael Samudio, que hasta ayer estaba al frente del ministerio. Samudio, de 56 años, entregó su renuncia a las 36 horas de declarar la guerra total a la subversión colombiana: "Yo no sé de diálogos; sé que las fuerzas armadas van a responder con sus armas", dijo. El pasado jueves, durante el sepelio de ocho militares muertos en una emboscada guerrillera, el ministro exhortó a generales y soldados a "pasar a una ofensiva total, destruir al enemigo y eliminarlo".

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Dos ministros llegaron a apoyar sus ideas de ofensiva militar antes de escuchar la desautorización del jefe del Estado, Virgilio Barco. El presidente afirmó que hay que evitar "que las opciones que se le ofrezcan al país se limiten a una estrategia de tierra arrasada o a la revisión política del Estado. Es el deber de una democracia buscar salidas civilistas".El nuevo ministro de Defensa es el general Manuel Jaime Guerrero Paz, de 55 años, hasta ahora comandante comandante en jefe de las fuerzas armadas. Guerrero Paz está considerado como un hombre "brillante y calculador", amigo de la mano dura.A su nombramiento se unen los de los nuevos comandantes de la Marina y de las Fuerzas Aéreas, el vicealmirante Manuel Fernando Avendaño y el general Alfonso Amaya Maldonado, respectivamente, cuyos predecesores también renunciaron. El general Guillermo Medina Sánchez, comandante de la Policía Nacional, es el único alto mando militar que continúa en su puesto.Aunque Barco aseguró que su plan de paz, presentado el 1 de septiembre, sigue estando vigente , quedó en el aire la sensación de que la crisis provocada por las distintas formas de pensar del alto mando militar son un duro golpe para esta iniciativa.Las palabras de Samudio, el pasado jueves sin embargo, no habían causado mucha sorpresa. Era algo que se respiraba en el aire. Desde el momento en que se presentó la iniciativa de paz, las acciones guerrilleras han aumentado en un 140%. A medida que subían en número los ataques y acciones terroristas, crecían en vehemencia las declaraciones del general Samudio."Hay que terminar con el mito casa verde", afirmó a comienzos de octubre luego de otra emboscada guerrillera que dejó como saldo 15 militares y cinco civiles muertos. Se refería el ministro a la sede del comando general de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).Desde la casa verde, en lo alto de la montaña, a través del llamado teléfono rojo, las FARC y el Gobierno han mantenido un diálogo permanente desde la época de Belisario Betancur. En esa oportunidad se evidenciaron también serias divergencias de criterio a nivel del Ejecutivo.El plan de paz

La propuesta de paz de Virgilio Barco contempla tres etapas: una de distensión, en la que los rebeldes deben demostrar su voluntad de diálogo; otra de transición, y una final de reincorporación. Desde un comienzo los rebeldes calificaron la iniciativacomo "un cronograma de rendición para una guerrilla militarmente derrotada". El 24 de octubre, sin embargo, los seis jefes guerrilleros enviaron al Gobierno una contrapropuesta: el diálogo directo de los comandantes insurgentes con tres ministros: Gobierno, Minas y Defensa. El Gobierno fue tajante: no al diálogo mientras continúen las explosiones de violencia.

En estos dos últimos meses la guerrilla ha mantenido en jaque al país. La semana pasada, media Colombia quedó sin luz tras una serie de atentados simultáneos contra torres de electricidad. También en esa semana los rebeldes volaron tantos puentes, tantas cintas transportadores de bananas, tantos camiones y fincas bananeras, que colocaron a la zona de Urabá prácticamente en pie de guerra. Sólo durante el pasado octubre han muerto 55 militares y los ataques a poblacion civil han sido casi diarios.Para muchos analistas, lo que busca la guerrilla con esta ofensiva terrorista es mostrar una posición de fuerza antes de entrar a negociar la propuesta de paz. Además, con la nueva modalidad de retener a militares como prisioneros de guerra pretenden internacionalizar el conflicto."Los guerrilleros quieren demostrar con hechos terroristas su fuerza; pero ellos mismos se están destruyendo", dijo hace cuatro días el consejero presidencial para la paz, Rafael Pardo. Sin ocultar su rabia, terminó calificando a los grupos subversivos como "una pandilla de insensatos y estúpidos".Y mientras cada día se ven más lejanas las posibilidades de paz, son más los colombianos que apoyan al ex presidente liberal Alfonso López, quien ha venido insistiendo en la necesidad de acogerse a los acuerdos de Ginebra sobre el derecho de gentes. "Mientras alcanzamos la paz, humanicemos la guerra" afirmó hace poco el senador liberal Edmundo López.

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