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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Más detalle, señor Vattimo

Gracias a los artículos -e incluso editoriales- que EL PAÍS deja caer de cuando en cuando, es ya un tópico considerar que la despenalización del consumo de drogas y la correspondiente legalización de su venta es la única forma de terminar con la espiral de represión-delincuencia-adulteración. Si no todos, ya se han repetido hasta la saciedad los argumentos necesarios.El último artículo de estas características es el aparecido en las páginas de Opinión el día 24 de octubre de 1988, debido a la pluma de Gianni Vattimo. En él leo lo siguiente: "Es cierto que de una manera o de otra la ideología asistencial y psicoterapéutica que guía las actividades de recuperación de los drogodependientes desconfía de la legalización de la droga ( ... ). La cultura de la droga ( ... ) está muy en el fondo de ese cóctel moralista que inspira a los psicoterapeutas, a los asistentes sociales, a los curas y a una cierta inteligencia de izquierdas".

No sé qué imágenes tendría en su mente Vattimo al escribir eso. Por lo que yo he podido apreciar, a lo largo del tiempo que he dedicado al tratamiento psicoterapéutico de toxicómanos me he cruzado con otros psiquiatras, psicoterapeutas, asistentes sociales e incluso representantes de una perspectiva tan eclesial como el Proyecto Hombre, que opinaban con toda convicción que la despenalización del consumo y venta de drogas supondría la solución del problema de la droga. Aunque, por supuesto, no de los problemas de los toxicómanos, que es algo muy distinto.

Como comprenderá el señor Vattimo y cualquiera de sus lectores, es mucho más fácil que un toxicómano -de compleja y grave problemática psíquica- se enfrente a su situación si no puede esconderse tras el asunto social del problema de la droga, con el tópico y falaz argumento que identifica paro juvenil y peligro de drogadicción. Argumento que un frecuente colaborador de EL PAÍS como Enrique Gil Calvo reproduce en su artículo del 25 de octubre de 1988: "Antes de legalizar las drogas hay que legalizar el pleno empleo para todos, pues dar libertad de suicidio a quien no tiene libertad de empleo parece casi un genocidio". Por eso no puede dejarse de dar la razón a Vattimo cuando expone que "la tragedia de la droga es clara y exclusivamente una consecuencia del régimen prohibicionista". Otra cosa es la tragedia de cada individuo que busca en las drogas un remedo de su desbaratado yo. Pues sólo quien consume drogas con ese objetivo implícito puede considerarse toxicómano. Lo demás, el problema de la droga, no es sino un fleco del monetarismo imperante.-

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