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FESTIVAL IBEROAMERICANO DE CÁDIZ

Polémica entre dramaturgos sobre teatro de autor o montaje colectivo

Dramaturgos de varios países latinoamericanos volvieron a plantear la vieja polémica entre teatro de autor frente a montaje colectivo en el transcurso del encuentro Teatro y literatura que se ha celebrado en el marco del Festival Iberoamericano de Cádiz. Pese a que el debate originó cierta radicalidad entre los ponentes, las opiniones fueron posteriormente matizadas.

Los montajes presentados hasta el momento han sido muy heterogéneos. La sorpresa la causó el grupo vasco Bekereke, cuyos montajes Eco y Al fondo a la derecha, éste representado en una plaza pública, atrajeron el favor mayoritario.Unos 15 dramaturgos debatieron cuestiones teóricas o plantearon reivindicaciones sobre su trabajo en el transcurso de un encuentro que al final, por el excesivo número y complejidad de algunas de las cuestiones, no alcanzó conclusiones llamativas. Aun así, los dramaturgos latinoamericanos pidieron la creación de comisiones nacionales para supervisar las normas que rigen el derecho de autor. Una política de becas para dramaturgos similar a la del Instituto de las Artes Escénicas y de la Música, dependiente del Ministerio de Cultura español, e incentivar las coproducciones entre los países latinoamericanos.

Sin embargo, la cuestión que más apasionó a los participantes fue la antigua polémica entre teatro de autor y montaje colectivo. El dramaturgo argentino Roberto Cossa, que presenta dos piezas suyas en el certamen de Cádiz, llegó a asegurar que "a los escritores dramáticos nos han echado de la literatura y ahora nos quieren echar del teatro".El español Alfonso Sastre se mostró más comprensivo y manifestó que estas dos posibilidades de producción "pueden coexistir". "Las posturas que se han adoptado en el debate son los residuos de una polémica sobrepasada. Hay que entender que la creación colectiva tiene más fuerza hoy en Latinoamérica que en Europa. Esta pujanza la explican ellos como producto de las condiciones sociopolíticas de sus países, ya que tienen que construir un teatro sobre la falta de tradición dramática".

Dos formas de trabajar

Uno de los miembros del grupo colombiano La Candelaria, Fernando Peñuela, matizó que su compañía "ha escenificado no sólo montajes colectivos sino obras mías y de nuestro director, Santiago García. La opción entre un modo y otro de montaje son interpretaciones diferentes de trabajar el material teatral". Según Peñuela, "es cierto que ante esto los dramaturgos se inquietan y surgen ciertos resquemores. Se piensa que la creación colectiva es absorbente y niega el derecho de autor. Esto ocurre porque se tiene una idea errónea de esta modalidad, fomentada por muchos grupos que la han defendido con supuestos políticos"."Cuando la fiebre de la creación colectiva se dogmatizó", agregó Peñuela, "se quiso poner en el paredón al autor, pero ese cuestionamiento tan medieval es absurdo". "En Latinoamérica hay necesidad de imágenes nuevas que tienen que ver con el compromiso social del artista. No somos ajenos a lo que ocurre en nuestros países, pero nuestra respuesta es sólo estética.

La acogida de las representacíones ha sido desigual debido a su concepción diferente. Hasta ahora las compañías extranjeras han optado por un teatro más formalista, de texto, mientras que las españolas, aunque manteniendo la dramaturgia, han mostrado una puesta en escena más moderna. Los vascos Bekereke y el actor Karra Ejalde, el solitario, son los que más han sorprendido, a la espera de ver el espectáculo de danza del colombiano Álvaro Restrepo dedicado a García Lorca.

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