Los Gobiernos español y británico mantienen posturas opuestas sobre la unión monetaria europea
Las posturas de España y del Reino Unido sobre la futura unión monetaria y el papel que debería desempeñar un banco central europeo son opuestas, según se puso de manifíesto en un seminario sobre El mercado único europeo celebrado ayer a bordo del yate real Britannia, anclado en el puerto de Barcelona. La defensa más vehemente de la iniciativa comunitaria para alcanzar una coordinación monetaria corrió a cargo del presidente del Banco Exterior de España y miembro del comité Delors, Miguel Boyer, mientras que los representantes británicos mantenían una posición más vaga al respecto.
Cerca de un centenar de hombres de negocios y representantes oficiales de España y el Reino Unido participaron ayer en un seminario organizado por la Administración británica sobre El mercado único europeo. Según manifestaron fuentes británicas, este tipo de reuniones se celebran usualmente durante las visitas de estado de la Reina de Inglaterra.El mal tiempo impidió que el yate real británico se hiciera a la mar para dar un paseo, ya que el día había amanecido en Barcelona nublado, con fuertes rachas de viento, y el mar estaba picado. Sin embargo, el mal tiempo permitió que los grandes banqueros, empresarios y altos funcionarios de ambos países pasaran toda la jornada a bordo del Britannia, que aguarda en el puerto de Barcelona a la reina Isabel, que embarcará el próximo jueves y emprenderá viaje a Mallorca.
Intervinieron en el seminario los gobernadores de los bancos centrales de España y el Reino Unido, Mariano Rubio y Robin Leigh-Pemberton, respectivamente; los presidentes del Banco Exterior de España (Miguel Boyer), el Barclays Bank (John Quinton), el Banesto (Mario Conde) y la Banca Rothschild (Michael Richardson), así como el síndico presidente de la Bolsa de Madrid, Enrique de Benito, y el vicepresidente de la firma británica Barings, Nicholas Baring. Entre el público se encontraban importantes banqueros españoles (Pedro Toledo, Claudio Boada, Jaime Terceiro, José María Amusátegui, etcétera) y británicos, empresarios públicos y privados y altos cargos de ambas administraciones.
La unión monetaria y el futuro del Sistema Monetario Europeo (SME) centraron el debate, en el que se registraron una defensa por parte de la mayoría de los representantes españoles y muchas cautelas entre los hombres de negocios y las autoridades británicas. Miguel Boyer fue el más agresivo en su exposición, en la que hizo una defensa a ultranza del proyecto de coordinación monetaria propuesto por Jacques Delors y que se encuentra en fase de estudio por parte de una comisión de sabios, de la que forma parte el propio Boyer.
A juicio del presidente del Banco Exterior de España, ambos países deberían incorporarse lo antes posible al SME, con bandas de fluctuación similares a las de Italia, e inmediatamente todos los países comunitarios deberían "reforzar la disciplina en los ajustes de tipos de cambio, haciéndolos una verdadera decisión colectiva que no acomode nunca plenamente los errores de las políticas internas y las expectativas de los especuladores, sino que exija que una parte del peso del reequilibrio recaiga sobre el control del gasto interno". El tercer paso debería ser, según Boyer, "coordinar completamente las políticas monetarias de los bancos centrales europeos", aunque previamente habría que reforzar su grado de autonomía nacional.
Tibieza
Esta postura del presidente del Banco Exterior de España contrastó con la vaguedad de los representantes británicos, que aunque no se mostraron contrarios a avanzar hacia la unión monetaria europea, mantuvieron una postura tibia, sin apostar por la coordinación monetaria ni por el fortalecimiento del SME.
Mariano Rubio, por su parte, destacó los problemas para armonizar las políticas fiscales de los países comunitarios y para que el SME funcione con vistas al futuro sin una reforma que lo adapte a las nuevas circunstancias.
Mario Conde insistió en los procesos de fusión bancaria, pidió una normativa común de aplicación general para la Comunidad Europea y destacó la posición de los bancos españoles en el concierto europeo. "La banca española" dijo Conde, "es más solvente y rentable que la media europea, pero tiene exceso de plantilla, poca dimensión todavía y falta de redes internacionales".
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