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Crítica:TEATRO / DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Espectáculo introvertido

Martha Clarke se ha convertido en los últimos diez años -desde que dejó Pilobolous- en una de las impulsoras clave del teatro-danza americano, y sin duda la más original. Su enorme éxito -sobre todo a partir de El jardin de las delicias, que ya se vio en España hace tres años, y esta Vienna: Lusthaus, que se estrenó en Nueva York en 1986- ha contribuido de forma decisiva a afianzar el género en Estados Unidos. Ella prefiere llamar a su espectáculo "teatro superrealista": es verdad que lo es. Pero también, en cierto sentido, lo es toda danza, que a través del movimiento no puede dejar de aflorar realidades subyacentes, aun que muchos coreógrafos hagan lo posible por ignorarlo.La Vienna finisecular de Clarke -que ha reunido una compañía de actores y bailarines capa ces de jugar a las dos bandas con pulcritud, pero donde la palabra queda muy apagada por el movimiento- está estéticamente inspirada en la pintura de la época, especialmente en Klimt y Schiele, y tiene como tema el enfoque freudiano de la sexualidad subyacente en un entramado social que tiende a ignorarla. El desarrollo, a través de pequeñas escenas sucesivas apenas conexas, hilvanadas mediante monólogos monocordes, muestra una serie de personajes pillados en flagrante delito de autorrevelación o descubrimiento del otro que, con una regularidad que mueve al asombro, consiguen una y otra vez dar en el clavo de una verdad insoslayable, de una sospecha paralizante o simplemente de una belleza sobrecogedora.

Vienna: Lusthaus

Música: Richard Peaslee. Texto: Charles Mee. Escenografía y vestuario: Robert Israel. Idea y dirección: Martha Clarke. Festival de Otoño de Madrid, teatro Albéniz. 12-16 de octubre de 1988.

Todo en Vienna es anticlimático, discreto, sutil; en algunos momentos, casi imperceptible. Se ha dicho que la falta de tensión dramática es uno de los fallos de esta obra, que podría calificarse de "espectáculo introvertido", si es que tal cosa pudiera existir. Pero en cierto sentido puede considerarse un logro más de esta coreógrafa singular.

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