Yugoslavia, al borde del enfrentamiento civil
HERMANN TERTSCH, ENVIADO ESPECIAL, El Ejército yugoslavo expresó ayer "su preocupación" por la situación que atraviesa el país, poco antes de abrirse hoy un pleno del Comité Central de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia (LCY), de que se esperan medidas para afrontar la crisis económica y las tensiones étnicas. En los últimos días han circulado rumores sobre una intervención militar ante la práctica ruptura del diálogo entre la dirección serbia (encabezada por Slobodan Milosevic) y la cúpula federal y de las repúblicas de Eslovenia, Croacia y Montenegro, y la provincia de Kosovo.
En unas declaraciones al periódico nacional Borha, el viceministro de Defensa, general Simeon Bunic, advirtió ayer que la actual crisis del país es la más grave desde la posguerra y que, de no solucionarse, está en peligro la supervivencia de Yugoslavia. Las palabras del general Bunic fueron las primeras que ha hecho públicamente un algo cargo militar sobre la crisis política y étnica que vive el país en los últimos meses.Se esperan del pleno del Comité Central asimismo grandes cambios internos y en la presidencia del mismo. Dos miembros de la presidencia del partido, Kolj Siroka, representante por Kosovo, y Milanko Renovica, de Bosnia-Herzegovina, anunciaron ayer su dimisión.
El jefe de la Liga de Comunistas de Macedonia, Vasil Tupurkovski, confirmó ayer que ya han anunciado su dimisión al menos cuatro de los 14 miembros de la ejecutiva, los citados Siroka y Renovica, más el presidente de Eslovenia, Franc Setinc, y Bosko Krunic, representante de Voivodina.
En Montenegro, sin embargo, la presidencia del partido de esta república fue confirmada en sus puestos por el Comité Central en un voto de confianza unánime. El Gobierno montenegrino había dimitido el jueves tras los graves incidentes habidos en la capital, Titogrado, al disolver la policía una manifestación nacionalista serbia. La permanencia en el cargo de la dirección de Montenegro es un desafío a las presiones de los comunistas serbíos.
En Serbia y su capital, Belgrado, que es asimismo la capital federal, la tensión ha aumentado con los ataques de los comunistas eslovenos y de la dirección federal contra el líder serbio Slobodan Milosevic. Ayer circulaban rumores en la capital de que los miembros serbios del Comité Central podrían abandonar hoy el pleno en señal de protesta. Se temen asimismo manifestaciones nacionalistas serbias en apoyo de Milosevic y sus partidarios. Las autoridades han sus pendido los permisos a policía y milicias.
La crisis más grave
Tupurkovski anunció "medidas inmediatas para la reforma del sistema político y económico" y la exigencia de responsabilidades a los líderes del partido, que "han tenido mucho tiempo para hacer frente a los problemas". Según el joven líder macedonio, hace falta una dirección que esté capacitada para hacer frente a "tremendas tareas". Según dijo, los problemas son "de tal magnitud que la dirección tiene que ser capaz de hacer frente a los retos y provocaciones".
Rechazó la posibilidad de que el partido pueda abrir paso a un sistema pluripartidista ante el rotundo fracaso de su política. Dijo Tupurkovski que no se trata de abrir las puertas a partidos anclados en el pasado de Yugoslavia, nacionalistas y reaccionarios, sino de retirar a la LCY del poder estatal y aplicar una profunda reforma democratizadora del Estado.
Yugoslavia se halla en la crisis política más grave de su existencia. El vertiginoso deterioro de su economía y el violento resurgir de los nacionalismos han situado a este país plurinacional al borde del enfrentamiento civil. Centenares de miles de serbios nacionalistas se han manifestado en los últimos meses pidiendo armas para luchar contra los albaneses y para la ejecución de líderes de la provincia autónoma de Kosovo. Han aparecido ya grupos con armas de fuego. El Gobierno federal ha perdido el control. Circulan rumores sobre un golpe militar como último recurso para vencer la crisis.
El protagonista, y en gran parte artífice, de la explosiva situación es el líder comunista serbio Slobodan Milosevic, de 47 años. Se ha erigido en cabeza del nacionalismo serbio y de lo que muchos consideran un plan para imponer en toda Yugoslavia una hegemonía serbia. Es el primer líder de masas que surge en Yugoslavia tras la muerte de Tito.
En las manifestaciones en que se corea su nombre y se pide ahorcar, empalar y decapitar a albaneses y serbios moderados y "colaboracionistas", se ha pedido también ayuda a "los rusos" para "acabar con la amenaza albanesa". Son muchos los observadores que creen a Milosevic no sólo una amenaza para la estructura federal, sino también para el no alineamiento de Yugoslavia.
En este marco de máxima tensión se reúne hoy el Comité Central de la LCY para debatir la situación. Se esperan duros enfrentamientos y no se excluyen cambios espectaculares en la cúpula del partido. Nacionalistas serbios han convocado esta semana en Belgrado una manifestación a la que se espera que asistan cerca de un millón de personas. Aumenta el peligro de que la crisis yugoslava desemboque en choques violentos entre las numerosas etnias del Estado.
La República Federativa Socialista de Yugoslavia, que bajo su legendario líder Josip Broz, Tito, fue pionera en el desarrollo de una vía independiente al socialismo y muchas veces ejemplo de convivencia de numerosos pueblos en igualdad de derechos, está amenazada por la descomposición como Estado, por la violencia política y racial y por la miseria. En Europa ha cundido la alarma. La desestabilización de Yugoslavia amenaza al equilibrio de todo el Viejo Continente.
El catalizador de la crisis ha sido el resurgimiento del nacionalismo serbio bajo Milosevic. Jefe de los comunistas serbios desde 1986, ha orquestado una campaña sin precedentes contra la autonomía de las dos provincias asociadas a Serbia, Kosovo y Voivodina. Utilizando el conflicto étnico entre albaneses y serbios y montenegrinos en Kosovo, Milosevic ha emprendido una cruzada por la supremacía
Yugoslavia al borde del enfrentamiento civil
serbia en las provincias. Ha sabido capitalizar el malestar de la población por la grave situación económica, la ineficacia del sistema autogestionario, la corrupción del liderazgo comunista heredero del titoísmo, y los odios raciales ancestrales entre los pueblos para movilizar a las masas de eslavos contra la dirección federal y de las provincias y repúblicas autónomas. Lo que comenzó como un intento de renovar las anquilosadas estructuras del Estado, para lo que la presión serbia era imprescindible, ha alcanzado altas cotas de irracionalidad.Convivencia difícil
Las advertencias de otros líderes sobre el peligro de evocar nacionalismos con fines políticos en un país que tanto ha sufrido los odios entre pueblos como es Yugoslavia no han tenido eco. Hoy, la convivencia aparece más difícil que nunca.
La escalada de la tensión comenzó el 9 de julio pasado, con la primera manifestación contra "el terrorismo y el separatismo" de los albaneses, que son, con el 85% de la población, amplia mayoría en Kosovo. Según Milosevic, los albaneses utilizan el terror para expulsar de Kosovo a los serbios y montenegrinos en su lucha por una provincia puramente albanesa con fines separatistas. Con la presión de la calle a su favor, Milosevic ha logrado ya eliminar a numerosos adversarios suyos y parece que impondrá la reforma de la Constitución serbia que despojará a Kosovo y Volvodina de competencias.
Yugoslavia está compuesta por seis repúblicas: Serbia, Croacia, Eslovenia, Macedonia, Montenegro y Bosnia-Herzegovina, y dos provincias autónomas: Kosovo y Voivodina. Las dos últimas no tienen el mismo estatuto que las demás. Su población tiene en parte lazos étnicos con una nación que cuenta con un Estado soberano fuera (le las fronteras de Yugoslavia, los húngaros de Voivodina en Hungría y los albaneses de Kosovo en Albania.
Con seis naciones reconocidas que responden a las poblaciones mayoritarias de las seis repúblicas, 10 nacionalidades, varios grupos étnicos y tres grandes comunidades relimosas -la serbia-ortodoxa, la católica y la musulmana-, Yugoslavia es el Estado de mayor pluralidad nacional de Europa después de la URSS. La historia de sus pueblos está jalonada de conflictos étnico-religiosos de enorme violencia.
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