Sabotaje con explosivos contra una línea férrea
Texto]VICTORINO R. DE AZÚA,
Un agente de la Ertzaintza (policía autónoma vasca), José Juan Pacheco, de 26 años, resultó muerto en la madrugada de ayer en Legazpia (Guipúzcoa) al hacer explosión una bomba, colocada presumiblemente por ETA, para sabotear la línea férrea Madrid-Irún. Otro artefacto había estallado minutos antes. Las dos explosiones causaron daños graves en la vía y obligaron a suspender la mayor parte del tráfico ferroviario. Comunicantes que dijeron hablar en nombre de ETA habían advertido previamente que la zona estaba minada.
Las explosiones se produjeron en, torno a las cuatro de la madrugada en el tramo comprendido entre Legazpia y Alsasua (Navarra). Los dos artefactos estaban colocados en la zona de Bríncola, donde existen varios túneles. La primera explosión no causó daños personales.
La segunda alcanzó de lleno a Pacheco y a otros tres agentes, que formaban parte de una patrulla desplazada para inspeccionar la línea desde la comisaría de la localidad vecina de Zumárraga al tenerse conocimiento de los avisos, de bomba. Los otros tres policías vascos sufrieron conmoción de carácter leve.
Los artefactos levantaron las vías y produjeron socavones de gran tamaño, según se informó desde la estación de Renfe en Legazpia.
En la estación de San Sebastián manifestaron que se habían producido también desprendimientos de varias toneladas de piedra en el túnel de Bríncola. La información sobre el alcance de los daños era muy confusa debido a que la Guardia Civil mantuvo acordonada la zona hasta la tarde para rastrear el terreno en busca de otros artefactos y los equipos técnicos aún no habían podido evaluar con precisión lo sucedido.
El tráfico ferroviario quedó interrumpido en el tramo citado cuando se tuvo noticia de las llamadas de ETA a la asociación de ayuda en carretera de Guipúzcoa (DYA). Los pasajeros de algunos trenes en, circulación hicieron transbordo en autobuses. Según responsables locales de Renfe, existían instrucciones para mantener la circulación de largo recorrido en la madrugada de hoy y realizar el transporte de viajeros por carretera en el tramo inutilizado.
Los avisos sobre las bombas fueron tres. A las 2.46 horas, un comunicante anunció la colocación de "multitud de artefactos" y pidió que no circularan ni trenes ni personas por la zona. "Está minada", indicó. Cinco minutos más tarde, otra persona distinta telefoneó a la DYA, también en nombre de ETA, para indicar la presencia de un "petardo de gran potencia" en el túnel de mayor longitud. A las 3.22 horas, el primer comunicante volvió a llamar e insistió en que se diera aviso a Renfe y se cortara el tráfico.
El cuerpo sin vida de Pacheco permaneció parte del día sobre el lugar de la explosión, hasta que los artificieros de la Guardia Civil descartaron la presencia de otros explosivos. La capilla ardiente del agente de la Ertzaintza estaba previsto que se instalara en la comisaría de la policía vasca de Zumárraga. José Juan Pacheco estaba casado y era natural de Cáceres.
Dirigentes de todos los partidos vascos, a excepción de HB, condenaron ayer el atentado terrorista. El nuevo director general de la policía autónoma, Baltasar Marín, que hoy toma posesión oficial de su cargo, declaró que los compañeros de Pacheco han reaccionado con entereza y serenidad. "La Ertzaintza", añadió, "no va a dar marcha atrás en la lucha, con todos los compromisos que la sociedad vaya depositando en ella".
[El vicelehendakari, Ramón Jáuregui, afirmó que una vez más "ETA ha puesto de manifiesto que está contra todo y contratodos. Fue siempre una organización que luchó para nada. Nunca persiguió ningún objetivo constuctivo", informa Efe.
Por su parte, el presidente del Parlamento vasco, Jesús Eguiguren, señaló que ETA no desea "la democracia ni el autogobierno".
Con el fallecimiento de Pachecho -primer agente asesinado- son tres las víctimas mortales de la policía vasca a manos de ETA. El superintendente Carlos Díaz Arcocha murió asesinado el 7 de marzo de 1985, al estallar una bomba colocada en su automóvil. El 2 de noviembre del año siguiente, el delegado para asuntos policiales de la Ertzaintza, Genaro García Andoain, fallecido en un tiroteo con un comando durante una operación para liberar a Lucio Aguinagalde, secuestrado por la organización terrorista.
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