El muerto tampoco era él
V. R. DE A., Al día siguiente de la desaparición de Francisco Herrera, un vigilante de Altos Hornos de Vizcaya descubrió en los alrededores de Baracaldo un cadáver. Durante unas horas se pensó que podía tratarse del militante socialista. Pero luego fue identificado como un delincuente habitual, Pedro González García. La policía ha comprobado más tarde que tampoco se trata de él -Pedro González sigue vivo-, sino de otro hombre, también con antecedentes.
La posible relación entre esta muerte y la de Herrera no ha sido descartada, según fuentes oficiales; y esta posibilidad ha creado preocupación en el Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE).
El cadáver encontrado el 27 de septiembre, tres días antes de que se localizara a Herrera, estaba calcinado y envuelto en un saco de material plástico. El cuerpo había recibido seis puñaladas en el pecho, a la altura del corazón.
La muerte de esta persona fue inmediatamente relacionada con otros crímenes de particular atrocidad que se vinenen registrando en la margen izquierda del Nervión desde hace unos años. La policía sospecha que son parte de una lucha entre bandas rivales de traficantes de heroína, con cinco víctimas mortales hasta el momento.
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