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Zarinas, enciclopedistas y revolución

Los grandes museos soviéticos -dos de los cuales han hecho posible esta exposición Matisse en España- poco tienen que ver con estas mismas instituciones en Europa. Son, en su mayor parte, fruto de aportaciones de coleccionistas particulares, así que se refleja en ellos el gusto muy personal de unos pocos. "No hay un sistema de adquisición, unos criterios estables", explica Boris Piotrovski. Ello explica que los museos soviéticos posean muchas piezas de determinados artistas -los que gustaban a sus protectores- y, en cambio, tengan serias lagunas respecto a otros.Tampoco son gratuitos: "No podemos permitirnos ese lujo", reconoce Piotrovski. "Mantener estos enormes centros es muy caro y además es necesario seguir adquiriendo obras que cuestan un alto precio". La entrada es gratuita solamente para los grupos escolares, los soldados y los jubilados. Con todo, las colas para visitarlos son larguísimas.

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El Ermitage nació a mediados del siglo XVIII, fruto de la "amistad" y de la "colaboración" entre una zarina, Catalina II, y un enciclopedista francés, Diderot. Este último le aconsejaba sobre qué fondos occidentales fijar su atención; aquélla pagaba.

Su nieto siguió la misma tónica; especialmente brillante fue su adquisición del retrato del conde-duque de Olivares realizado por Velázquez. Nicolas I, en 1852, abrió sus puertas. al público "decente", es decir, a los elegantes, los'soldados y los intelectuales.

'Donaciones'

La revolución de 1917 supuso para el Ermitage y el Puchkin un nuevo i , ngreso de importantes fondos, los que procedían de los aristócratas y los ricos comerciantes rusos. Piotrovski, al considerar este momento, lo califica de "donaciones al Estado de los soviets" y recuerda que, "siempre en la historia de los museos de la Unión Soviética hubo una importante relación de amistad que ha hecho posibles ulteriores negocios y transacciones, como la del actual intercambio con el Picasso de Barcelona, la donación de las esculturas de Pablo Serrano, las obras de Chagall y un largo etcétera".Piotrovski aprecia y valora "la existencia de importantes coleccionistas privados en el pasado, de gente que se interesara por el arte francés'o flamenco, gente que", insiste, .por amistad con Matisse y con otros artistas ha hecho pósible que hoy poseamos este importante legado".

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