Agradable, bonita nadería
El príncipe de Zamunda es una película agradable de ver, de brillante factura, bastante superficial, pero divertida. Está ideada y realizada para lucimiento del divo norteamericano de la comedia Eddie Murphy, que ciertamente se luce en ella, aunque paradójicamente encuentra de carambola en sus oponentes femeninas focos de luz que apagan un poco el suyo.Murphy, que no sólo es la estrella, sino también el impulsor y productor a medias del filme, ha elegido para poner en pie este simpático y epidérmico trabajo de autobombo a John Landis, unos de los directores que le encarrilaron en el camino del éxito.
La elección es afortunada. Landis es un cineasta inteligente y muy ingenioso, que tiene muchas horas de cinemateca a las espaldas y que sabe extraer del cine del pasado celuloide con sabores modernos. Aquí saca buen partido de su cultura cinematográfica y del simpático reparto, de tal manera que lo que hecho por otro sería intragable, en sus manos funciona, y esto no es poco para tan poca ambición.
El príncipe de Zamunda
Dirección: John Landis. Guión: David Sheffield y Barry Blausteín. Fotogafía: Woody Omens. Música: Nile Rodgers. Producción: Eddie Murphy y Paramount Pictures. Estados Unidos, 1988. Intérpretes: Eddie Murphy, Arsenio Hall, James Earl Jones, Madge Sinclair. Estreno en Madrid Capitol, Carlton, La Vaguada y Luchana.
Babelia
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