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Sólo una amable visita

Frustración entre los disidentes cubanos tras la marcha de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALUna buena parte de Cuba ha visto en los últimos 15 días su destino en manos de seis hombres -un senegalés, un nigeriano, un filipino, un irlandés, un búlgaro y un colombiano- que forman parte de la Comisión de Derechos Humanos encargada por la ONU de fiscalizar, por primera vez en la historia, el trato que el Gobierno de La Habana da a sus compatriotas. Cuando todos los datos están ya archivados en voluminosas carpetas en una oficina de Ginebra, en los círculos de oposición cubanos se respira una cierta frustración.

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No es que la visita de la misión entre los días 17 y 26 del mes de septiembre, no haya. puesto en apuros a las autoridades de la isla -el primero fue una manifestación sin precedentes, en la que un centenar de personas dieron vivas a los disidentes Ricardo Bofill y Armando Valladares-, sino que las esperanzas de una parte de la población y de las organizaciones ilegales de dere chos humanos no se correspondieron con las posibilidades de actuación de los seis notables."Muchos creyeron que iba a visitar Cuba una especie de su pergobierno con poder para solucionar cada uno de los problemas personales por encima de la voluntad del Gobierno cubano" señala uno de los interlocutores que los miembros de la comisión han encontrado en la isla. Con esa idea se acercaban cada día al hotel Comodoro, que ha sido sede provisional de la comisión, gentes que querían ver a los diplomáticos o entregar sus escri tos de queja. Fue como una an gustiosa peregrinación hacia un lugar equivocado y con un propósito imposible.

Deseos de abandonar el país

Al despacho de una influyente personalidad no gubernamental llegó durante los días de la presencia de la comisión una persona en busca de consejo y respaldo. Quería saber qué tenía que hacer para ser recibido por los ilustres visitantes. "Imposible", le contestó, "ya tienen presentadas muchas más solicitudes de las que podrán atender". El problema del demandante consistía en que no conseguía cumplir su ambición de viajar a Estados Unidos, pero no porque el Gobierno cubano le negase la autorización, sino porque las autoridades norteamericanas no le concedían el visado necesario. Aconsejado por la mencionada personalidad que su denuncia sería utilizada contra Estados Unidos y no contra el Gobierno cubano, el frustrado denunciante decidió regresar a su pueblo.

No es éste, ciertamente, el caso más común, pero sí un caso que ilustra varias cosas: el deseo extendido entre parte de la población de abandonar Cuba, la imposibilidad de que EE UU pueda satisfacer a todos los solicitantes y la creencia de que la Comisión de Derechos Humanos ha visitado Cuba y prepara un informe sobre este país para perjudicar al Gobierno comunista.

La comisión se ha llevado de la mayor de Las Antillas 1.532 denuncias, la mayoría de las cuales son relativas a las dificultades que encuentran las personas que desean abandonar el país, bien para reunirse con sus familiares en el extranjero, principalmente en Miami, o simplemente para escapar de una situación que consideran insoportable.

No es muy arriesgado decir que esa cifra no se corresponde con el total de cubanos que tienen esa misma ambición, pero no todos están dispuestos a asumir los riesgos que supone solicitar formal y nominalmente permiso para abandonar Cuba. Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, que fue autorizado recientemente, en un gesto sin precedentes, a salir y regresar a Cuba, considera que el permiso que a él se le concedió "es la prueba de que se le niega ese derecho a millonesy millones de cubanos".

Oposición en el interior

Abandonar Cuba se ha convertido en la única forma de oposición al Gobierno. No es necesaria, probablemente, una concienzuda actuación policiaca para controlar focos de resistencia interna, simplemente porque no existen. No es fácil hacer oposición al régimen cubano desde el interior, pero tampoco ha sido ese, hasta ahora, el objetivo de los distintos movimientos de disidencia. El que está en contra, simplemente, se va. O, mejor dicho, intenta irse. El Gobierno cubano ha entregado en el último año 27.000 permisos para perso nas que querían incorporarse a la pequeña Habana de Florida, pero sólo 4.000 de ellas han obtenido hasta ahora el visado norteamericano.

La organización de Elizardo Sánchez, una de las fuentes consultadas por la comisión de la ONU, está propiciando la necesidad de quedarse en la isla para ganar espacios de libertad desde dentro. Con este objetivo, la principal demanda que Sánchez ha presentado es que intervengan en favor de la legalización de su movimiento. "Esto demuestra", dice el disidente y ex preso político, "nuestra voluntad de obediencia de las leyes vigentes, aunque cuestionemos la propia legalidad de estas leyes. Esto refleja nuestra voluntad de no predicar el derrocamiento del régimen, sino de actuar dentro de los límites legales".

El informe de la comisión de la ONU, que debe ser presentado el próximo mes de marzo, probablemente reconocerá, según la opinión de observadores, los avances que se han registrado, pero sancionará a Cuba por las violaciones que se mantienen pendientes, fundamentalmente la imposibilidad de viajar al extranjero, ni siquiera para reunificar familias.

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