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Un movimiento derrotado, pero vencedor

Antonio Caño

"Fue un movimiento derrotado, pero vencedor. Fue una derrota de los estudiantes, pero el inicio de un proceso de liberalización de la sociedad frente al control del Estado cuyas consecuencias estamos viviendo ahora", afirma el escritor Héctor Aguilar Camín.No fue sencillo ese camino de liberalización. La represión de 1968 fue precursora de una guerrilla rural y urbana que se mantuvo activa hasta 1978. Cifras extraoficiales calculan en 1.500 el número de desaparecidos en esos años y en aproximadamente el doble el número de muertos.

Desde entonces hasta la fecha se han ido abriendo costosamente en México espacios de libertad que no sólo se consideran irreversibles, sino el prólogo de un verdadero estado de derecho. "El espíritu de 1968", cree Héctor Aguilar, "es hoy el espíritu gobernante del país, antiautoritario, reformista, democrático; está implantado tanto en la oposición como en el Gobierno. Los mismos valores que fueron reprimidos en 1968 son hoy valores comunes de la política".

El peligro para muchos es que el renacimiento de ese espíritu sea hoy tan violentamente detenido como lo fue hace 20 años.

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