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Defensa y Exteriores se acusan de debilidad ante EE UU en el convenio sobre las bases

El acuerdo sobre el futuro convenio hispano-norteamericano ha destapado de nuevo las divergencias existentes entre los ministerios de Defensa y de Exteriores, que han protagonizado conjuntamente las nego-ciaciones con EE UU. Según Defensa, al titular de la cartera le disgustó la forma en que el ministro de Asuntos Exteriores protagonizó el anuncio del acuerdo, hecho en el que Defensa quedó marginado. Entre tanto, ambos ministerios se intercambian acusaciones de haber mostrado mayor debilidad frente a Washington en las negociaciones.

Las divergencias -siempre desmentidas oficialmente, pero frecuentemente admitidas en privado- se han centrado ahora en el protagonismo adquirido por el ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, en el anuncio del fin de las conversaciones tras una entrevista el pasado jueves con el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, en Nueva York. Ese protagonismo originó irritación en Defensa -con su titular en Seúl-, desde donde se hizo saber que, en realidad, el peso de las negociaciones en el último tramo -centradas en las discrepancias sobre los capítulos nuclear, laboral y jurisdiccional- había correspondido casi en exclusiva a este ministerio y no al palacio de Santa Cruz.A este respecto, desde Defensa también se afirmó que el texto final ya estaba acordado -y así se lo habían comunicado los estadounidenses a Serra fechas antes de partir éste hacia Seúl el pasado martes, día 27- con anterioridad a la entrevista entre Fernández Ordóñez y Shultz, registrada el pasado día 28. Este extremo también es negado por fuentes diplomáticas al alegar que había "flecos abiertos" casi hasta el último minuto.

También la portavoz del Gobierno, Rosa Conde -que, hasta el pasado viernes, día 30, demostró un gran desconocimiento de los términos exactos del convenio- aseguró el mismo día 30 tras el Consejo de Ministros que las negociaciones estaban concluidas una semana antes del encuentro de Fernández Ordóñez con Shultz, intentado así aclarar que no hubo cesiones españolas de última hora.

El ministerio más 'blando'

En Defensa se asegura, además, que difícilmente pudo Exteriores negociar los últimos aspectos del acuerdo cuando en ese departamento se habían mostrado proclives a firmar el nuevo convenio ya a comienzos de año, una vez que EE UU admitió retirar los aviones F-16 de Torrejón, mientras fue Defensa quien insistió en negociar otros aspectos, como la contratación de personal y obras o en incluir el término "introducción" en el capítulo nuclear. Por el contrario, en Exteriores se acusa a Defensa de ser más blando en la negociación y de haber querido concluir las negociaciones mucho antes y con más concesiones.

Por si fuera poco, en algún sector de presidencia del Gobierno -aparentemente cercano al vicepresidente Alfonso Guerra-, celoso del protagonismo adquirido por el palacio de Santa Cruz en este tema, se destaca que Fernández Ordóñez pretendió llevar la negociación en solitario, consultando las cosas tan sólo con el presidente del Ejecutivo, Felipe González.

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Las diferencias entre Exteriores y Defensa pueden quedar plasmadas gráficamente, incluso, a la hora de la firma del convenio, que se calcula tendrá lugar a finales de octubre o comienzos de noviembre. Fuentes gubernamentales se muestran incapaces aún de señalar a quién plasmará esta firma, que en sectores militares se desearía correspondiese a Serra. Pese a ello, lo más probable es que sean los dos jefes de las delegaciones negociadoras, Máximo Cajal y el embajador americano en Madrid, quienes se encarguen de rubricar el texto.

Las divergencias entre los dos ministerios se remontan ya al comienzo de las negociaciones para el nuevo convenio defensivo. Entonces, Defensa mantuvo que le correspondía llevar el peso principal de las conversaciones -por ser un convenio de colaboración militar-, pero siguió siendo el palacio de Santa Cruz el protagonista, con los militares relegados, hasta cierto punto, a un segundo lugar hasta bien avanzados los contactos.

Las contradicciones sobre el contenido del convenio -Rosa Conde y dirigentes del PSOE llegaron a decir que no había referencia a las escalas de buques- son otro síntoma de las discrepancias internas en el Ejecutivo.

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