Prensa y droga
El domingo 4 de septiembre, en la primera página de EL PAÍS y en su editorial, hacían referencia al tema de la droga en España. Considero que, al ser un grave problema de nuestra sociedad, en la cual se engendra y extiende de manera rápida y gigantesca, ustedes, como Prensa relevante, no pueden zanjarlo con unas líneas en las que sólo dicen parte de la verdad y en las que, por supuesto, no asumen su responsabilidad. De acuerdo en que el Estado toca el tema de manera tangencial y represiva y no de manera directa y profiláctica, pero -existe un pero- no olviden que son Prensa y en determinado número criticaron -y aún en este editorial lo hacen- la represión y fueron creando un clima que a nuestro Gobierno -proclive a satisfacer la opinión de la Prensa- le llevó a despenalizar el consumo; ello era el fruto de una dinámica orquestada desde algunos medios de comunicación, no de todos. Desde que esto ocurrió, todos estamos conviviendo, también nuestros pequeños, con el inocente canuto y con el liberador chute, todo ello, digo, como algo normal.Ahora, la dinámica de ustedes va por otros derroteros: se quejan de que sólo hay 200 camas para estos "enfermos cuasi-voluntarios"; este clima actual traerá -ojalá así sea- dentro de unos años 5.000 camas para enfermos cuasi-voluntarios, pero mucho me temo que será en detrimento de otros enfermos-necesarios afectados por problemas psiquiátricos, oncológicos, de ortodoncia, de medicina rural, geriátricos, etcétera, y que hoy precisamente no destacan por su esmerada atención sanitaria. Al final de todo ello, el número de adictos habrá aumentado, y en ese momento, las óptimas estimaciones del entonces Plan Nacional sobre la Droga dirán que son 540.000 los afectados, en lugar de los 54.000 -y es que hay recuentos optimistas- actuales. Espero que para entonces el clima que propicien dé verdaderas soluciones, porque, creánme, como ustedes dicen, hay cosas vomitivas, y una de ellas es la demagogia en temas tan graves; otra, la falsa libertad de despenalizar el consumo -esto lo aumenta con seguridad-; otra, el hablar sólo del problema sanitario y olvidar, por el contrario, posturas valientes, como la de la Comunidad de Afectados de Vallecas y su trabajo de hace un tiempo denunciando los puntos de venta, y también, cómo no, ese periodismo beneficioso y valiente que indague y haga públicos los lugares, por otra parte notorios, de venta y dé a conocer la pasividad de aquellos a quienes compete la persecución y acoso de los traficantes. Asumamos cada cual nuestra responsabilidad y reconozcamos errores.-
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