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Ofensiva de terror de la Mafia en Sicilia

Juan Arias

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La Mafia sigue matando. En las últimas 24 horas ha vuelto a asesinar a golpe de pistola y ametralladora a ocho personas, entre ellas a Giovanni Bontade, de 42 años, heredero de una de las familias históricas más poderosas del crimen organizado, y a su esposa, Francesca Cittarda. Otro de los asesinados es Giuseppe Lombardo, de 27 años, cuñado del superarrepentido Totuccio Contorno, que está estos días colaborando activamente con la justicia desde una cárcel de Nueva York. Horas antes de la nueva matanza, en el pueblo siciliano de Canicatti se había celebrado el funeral por el juez Antonio Saetta, asesinado el lunes junto con su hijo. Con el sociólogo Mauro Rostagno, se elevan a 11 el número de muertes de la María en los últimos tres días.

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Una batalla clara frente a una acción ambigua del Estado

Al funeral de Saetta asistió el presidente de la República, Francesco Cossiga, medio Gobierno (menos el ministro del Interior, Antonio Gava), el Consejo Superior de la Magistratura en pleno y numerosas personalidades del mundo del ejército y de la policía.El arzobispo de Catania, Luigi Bominarito, el representante de la iglesia siciliana más claro en sus condenas contra la Mafia -que acostumbra a salir del palacio arzobispal para mezclarse con la gente en las manifestaciones callejeras- se despachó con preguntas inquietantes el martes durante la homilía de la misa, mientras fuera del templo aparecían aparcados 120 coches blindados y centenares de policías de escolta.

Bominarito empezó diciendo: "Señor presidente de la República, señores ministros, mientras en Roma se discute mucho y se decide con lentitud, con incertidumbre y sin convicción, aquí la gente sigue siendo asesinada". Y se preguntó: "¿Quién será la próxima víctima, señor presidente de la República?".

Los últimos asesinatos de un magistrado, de un periodista, del familiar de un arrepentido y de un gran boss de la Mafia, Giovanni Bontade, revelan, según los observadores, que está en curso una verdadera guerra entre las diversas familias para asegurarse el predominio de la Mafia.

Todo ello sucede ahora, cuando se pone en marcha un plan de ayuda para Sicilia por valor de dos billones y medio de pesetas, destinados por el Gobierno dentro de la campaña de ayuda al Sur. De ahí el deseo de atemorizar a jueces, periodistas, arrepentidos y contrincantes para que se les deje en paz.

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Rey de los arrepentidos

Bontade había sido condenado en el último maxiproceso de Palermo a ocho años de cárcel y acusado por Tommasso Buscetta, llamado el rey de los arrepentidos, de haber traicionado a su familia de origen pasándose, para salvarse el pellejo, al clan vencedor de los Corleone. De hecho, Giovanni era el único de la familia que había quedado vivo. Antes de venderse, Bontade pertenecía a la famosa y riquísima familia que lleva su nombre y que acabó derrotada en 1982 por los Corleone.Los Bontade eran los señores absolutos de la zona palermitana llamada Villagrazia. Giovanni, que se encontraba en libertad provisional, y su esposa fueron asesinados en la casa que tenían en ese lugar. Su padre había sido todo un personaje. Lo llamaban don Paolino Bontá y estaba considerado como un padrino de honor "irreprochable" en sus métodos mafiosos.

Al parecer, se negó a entrar en el gran tráfico de droga y eso provocó su caída del trono. En Palermo se destaca que don Paolino fue el único gran mafioso "que murió en su cama de muerte natural".

Tenía tanto prestigio en el mundo político que un día abofeteó en público a un diputado regional porque no había votado como él quería. Y cuando se sabía que deseaba pasar por una entidad bancaria, inmediatamente sus directivos le mandaban el coche oficial para recogerlo.

Justamente antes de este último delito, el nuevo comisario para la lucha contra la Mafia, el juez Domenico Sica -un hombre reservado al que la Prensa ha bautizado como el mudo-, había levantado la voz para decir que o el Parlamento se da prisa en aprobar los poderes especiales que le ha prometido el Gobierno o dimitirá y se volverá a su despacho de Roma.

A su vez, el juez de Marsala Paolo Borsellino, el primer magistrado que el verano pasado había lanzado la alarma de que en Palermo las instituciones del Estado habían abandonado la lucha contra la Mafia, dijo ayer ante el pleno de los jueces sicilianos: "Nos hallamos como en los tiempos que precedieron el asesinato del general Dalla Chiesa. La Mafia mata a quienes el Estado abandona a su suerte. Nuevos muertos llegarán aún y, entre ellos, no excluyo que pueda haber de nuevo otros cadáveres excelentes".

Las autoridades sicilianas han pedido que el Gobierno en pleno convoque una sesión del Consejo de Ministros en Sicilia con el fin de estudiar a fondo la grave situación que se ha creado con esta última ofensiva de terror.

Que la situación es muy tensa lo ha revelado mejor que nada el clima de protesta en el que se desarrolló el martes el funeral del juez Saetta. Las autoridades fueron abucheadas, hubo lanzamiento de monedas contra el presidente Cossiga y se oyeron gritos de "fuera del Gobierno el camorrista Gava". La policía detuvo dentro del templo a tres personas.

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