Rakowski promete un Gobierno de reformistas
La Dieta (Parlamento polaco) aprobó ayer la candidatura de Mieczyslaw Rakowski a la presidencia del Consejo de Ministros. Rakowski consideró como tarea primordial del nuevo Gabinete el ganar la confianza de importantes sectores sociales y anunció que presentará el próximo 13 de octubre un Gobierno de decididos reformistas, que "se basará en una representación política más amplia que hasta ahora". La candidatura de Rakowski fue ayer propuesta ante el Parlamento por quien sigue siendo el número uno en el escenario político de Polonia, el secretario del Comité Central del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista) y presidente del Consejo de Estado, general Wojciech Jaruzelski.
Jaruzelski hizo ayer una apología de Rakowski -a quien se considera, por otro lado, como un colaborador muy próximo al presidente-, destacando sobre todo su energía y su inclinación hacia el diálogo y las reformas.En una intervención de media hora, JaruzeIski habló sobre las oportunidades y los peligros que se perfilan actualmente en Polonia. Entre los factores que componen la "coyuntura positiva", el presidente enumeró, entre otros, la opinión global de la sociedad y de las autoridades respecto a la necesidad de implantar las reformas, los progresos en la desestalinización del sistema, las buenas relaciones de las autoridades con la Iglesia católica y las relaciones constructivas con la URSS, que permiten salvar los lastres del pasado y la distensión en las relaciones entre el Este y el Oeste.
El eventual aprovechamiento de este capital inicial lo condicionó JaruzeIski al entendimiento nacional, que relacionó con las negociaciones de la mesa redonda, a celebrar a mediados del próximo mes de octubre, en la que participarán también representantes de la oposición polaca, principalmente del sindicato ilegal Solidaridad, y en que se discutirá, entre otros temas, la legalización nuevamente del mismo.
Reconciliación nacional
La idea de una mesa redonda, propuesta por las autoridades a fines del pasado mes de agosto, en plena oleada de huelgas, obedece, según Jaruzelski, a una política consecuente de reconciliación nacional, y ha podido sorprender sólo a quienes ,lo bien no escucharon nuestras declaraciones o bien las tomaron por lugares coniunes". "Sin la ley marcial y todo lo que se ha hecho o iniciado durante los pasados siete años no habría sido posible la convocatoria de ninguna mesa redonda", puntualizó Jaruzelski, aseverando al mismo tiempo: "No ha sido la desesperación, sino la determinación, lo que nos ha llevado a dicha mesa".Jaruzelski advirtió también a quienes cometen "acciones irresponsables, excesos y actos consumados" para dar al traste con "el diálogo que apenas ha comenzado", una alusión dirigida a activistas de Solidaridad que ahora intentan reconstruir en las empresas estructuras del sindicato prohibido por las autoridades en 1982. Las autoridades, dijo Jaruzelski, están dispuestas al diálogo y al compromiso, pero dicen no a la socavación del orden constitucional, la financiación extranjera [de grupos políticos], la demagogia y las presiones".
Después de estas duras palabras dirigidas a los sectores más radicales de Solidaridad, Jaruzelski manifestó que Polonia necesita un Gobierno fuerte y operativo, un Gobierno que cuente con "un respaldo social suficientemente amplio", lo que se espera conseguir mediante la elección de miembros del futuro Gabinete en un proceso de consultas "también con grupos y personas que gozan de confianza social".
Entendimiento
"En la medida en que se den progresos para el entendimiento nacional, y también en función de los resultados de la mesa redonda, el Consejo de Ministros podrá ampliarse con representantes de otros medios", dijo ayer Jaruzelski ante el Parlamento polaco.Estas palabras de Jaruzelski, así como la promesa del recién designado primer ministro Rakowski de "atender a las peticiones de diferentes grupos sociales y políticos", demuestra que las autoridades polacas están dispuestas a dar un mayor, aunque indefinido, protagonismo político a la oposición, y hasta dejar entrar en el Gobierno a algún "opositor constructivo", siempre y cuando Solidaridad no ejerza presiones sobre el poder.
El actual cambio de Gabinete en Polonia tiene sin duda por objeto reforzar la posición de las autoridades con vistas a las próximas negociaciones con la oposición. Parece que en los centros de poder fáctico se ha abierto paso la convicción de que para gobernar eficazmente es necesaria la confianza social y que la consolidación del poder sólo puede conseguirse sobre la base de su ampliación con representantes de otras fuerzas, además del POUP y de sus dos dos partidos satélites aliados.
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