19 estrenos absolutos y 11 estrenos en España de autores españoles y extranjeros

Después de cuatro años, el Festival de Música Contemporánea de Alicante, organizado y subvencionado por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), ha alcanzado un prestigio grande entre los de su especie: Metz, Donaueschingen, Niza, Bourges y tantos más. Una de las razones de esa resonancia, testificada por los destacados representantes de la crítica internacional (Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Finlandia, Holanda, Bélgica), que han seguido los conciertos alicantinos en el teatro Principal, en las salas de las cajas de ahorros y en el castillo de Santa Bárbara, es su amplitud de criterio.

En una semana de actividades muy apretadas se han interpretado 61 obras de 54 autores, 30 de los cuales han sido españoles. Se han dado 16 estrenos absolutos, nueve de los cuales correspondían a encargos hechos por el INAEM a través de su Centro para la Difusión de la Música Contemporánea. Otras 11 partituras de los programas suponían estreno en España, y el resto, sin que pueda decirse que sea repertorio, había sonado ya en algún lugar de nuestro país.

Clásicos del siglo XX

Para que el sentido de la contemporaneidad resulte más amplio y no encasillado en un par de generaciones y tendencias, se prestó atención a los clásicos del siglo XX: Schönberg, Berg, Blacher, Varese, Ives, Milhaud, Falla, Ravel, Messiaen, Esplá, Mompou, Montsalvatge o Ligeti, y en la política de encargos el criterio ha sido, en general, tan amplio que han podido recaer en autores decididamente tradicionalistas, como Luis Blanes, o en promotores de una música de acción, como Fernando Palacios.Tuvo lugar la entrada en nuestro mundo del tan celebradísimo George Benjamin (benjamín también por edad, pues tiene 28 años), y se recordó al compositor portugués Braga Santos con su última partitura, escrita meses antes de su muerte, en julio del presente año.

Otro infrecuente apareció en escena con una suite, el valenciano José María Evangelista, residente en Canadá, en tanto se daban a conocer aquí composiciones de españoles destacados oídas anteriormenete en el extranjero: las Variaciones de Cristobal Halffter o el Concierto de cámara de Luis De Pablo.

Hubo espacio suficiente para la electroacústica e informática en las sesiones a cargo de Jean-Ettiene Marie, el Grupo de Barcelona y la producción norteamericana. Luis de Pablo dictó un curso al que han asistido 50 alumnos, que siguieron los comentarios y análisis de nuestro compatriota. Generacionalmente, los compositores de la de 1931, de la del 1946 y de la de 1961 se llevaron la parte del león, como parece natural, aunque estuvieron presentes significados representantes de la generación del 1916.

Internacionalidad

A lo largo de las quince sesiones no se suprimió ni una sola obra ni hubo que sustituir un solo intérprete, y como gran estirón del festival, todos los conciertos fueron registrados por Radio Nacional para su posterior emisión e intercambio internacional. Acaso ésta es la palabra de lo logrado en Alicante: internacionalidad, un estar en Europa con naturalidad de diálogo, curiosidad y voluntad de información.Habría que señalar el extraordinario trabajo realizado por los directores José Ramón Encinar -cada día más solvente y maduro-, el espíritu analítico y la ausencia de vanidad de José Luis Telmes, la clase del pianista Jean Marie Cottet, el conjunto Musique Oblique, de París; el nuevo cuarteto Aitana, de trombones; el gran rendimiento de las orquestas Gulbenkian y Sinfónica de Tenerife, y por merecido, citar la eficacia y competencia del director de la mostra, Tomás Marco.