M. J. J.
El día 14 de septiembre, a las 19.30, tras pasar unos meses en la prisión de Oviedo, una mujer (M. J. J.) salía de la cárcel con sus tres hijos: un bebé de tres meses y dos niñas de tres y cuatro años. M. J. J. carece de medios de subsistencia, y toda su familia la constituyen sus tres hijos y su compañero, que permanece en la prisión de Oviedo. Ni siquiera tenía en el momento de abandonar la cárcel carné de identidad, pues, aunque las asistentes sociales de la prisión hicieron los trámites para obtenerlo, ningún funcionario de la policía pudo desplazarse a la prisión para tomarle las huellas dactilares.Sin dinero, sin que ni siquiera se le procurase un lugar donde pasar la noche y sin documentación, M. J. J., acompañada de sus tres hijos, fue puesta en la acera de la prisión.
Tras perderse por las calles de Oviedo, afortunadamente pudo localizar a su abogado, quien les acompañó (eran ya las nueve de la noche) al recién inaugurado hogar materno-infantil, dependiente de la Consejería de Sanidad y Acción Social. Allí les atendieron varias cuidadoras que lamentaron no tener autoridad para decidir su ingreso, explicando que únicamente con una orden judicial o en aquel momento. No fue posible localizar a ningún responsable del hogar ni al juez de guardia.
Está claro que ningún organismo regional está preparado para responder a una situación de emergencia como la descrita, pero, por lo que puede verse, tampoco tiene soluciones para situaciones ordinarias: cinco días después de la salida de la prisión, M. J. J. y sus hijos siguen en la calle. La circunstancia de que hayan sido alojados provisionalmente por un miembro de la Asociación Prisión y Sociedad Ramón de la Sagra en su casa no modifica el hecho de que tanto la prisión provincial como el Gobierno del Principado y el Ayuntamiento de Ovíedo les hayan dejado, en estos primeros días, en un desamparo absoluto. Da vergüenza.-
Miembro de la Asociación Prisión y Sociedad Ramón de la Sagra.
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