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El 'Grupo de los Siete' considera aceptables los actuales niveles del dólar y de los tipos de interés

ALBERTO VALVERDE ENVIADO ESPECIAL El grupo de los siete países más industrializados del mundo occidental descartó ayer, prácticamente por lo que queda de año, cualquier modificación unilateral de los tipos de intereses respectivos y mostró su satisfacción por el actual nivel de dólar y la reciente estabilidad de los mercados de cambio. Los ministros de Finanzas y gobernador de los bancos centrales del G-7 diseñaron las líneas maestras de un plan de ayuda para los 18 países más pobres del mundo, dentro de la estrategia de condonación de deuda gubernamental diseñada en Toronto el pasado junio

.En un comunicado de cuatro páginas, que rompe la tradición de: declaraciones cortas y concretas: de este grupo cuando se reúne: coincidiendo con las asambleas del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, los siete retiraron la palabra dólar del singular vocabulario de sus manifestaciones escritas, enviando un claro mensaje a los operadores de: los mercados mundiales de que no permitirán más especulaciones libres sobre sus palabras. No obstante, algunos ministros, como el italiano Giuliano Amato, se apresuraron a anticipar, en línea de lo dicho el viernes por el ministro alemán de Finanzas: Gerhard Stoltenberg, que el dólar debe permanecer estable en sus actuales niveles "ya que una subida adicional sería perjudicial, para todos".

El comunicado de los siete, en. las dos cuestiones centrales que: esperan los mercados cuando, abran mañana, proclama "el continuado interés en tipos de cambio estables entre sus monedas y, por lo tanto, (los ministros) reafirman sus compromisos para seguir políticas que mantengan tipos de cambio estables y para continuar cooperando estrechamente en los mercados de cambio".

A este respecto, si bien evita la palabra dólar, el documento tampoco hace ninguna mención directa sobre cambios en los tipos de interés, aunque resalta que "las recientes medidas adoptadas por las autoridades monetarias demuestran su voluntad para resistirlas presiones sobre los precios".

Los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de EE UU, RFA, Reino Unido, Francia, Canadá e Italia (el del Japón excusó su asistencia por la enfermedad de Hirohito siendo sustituido por su segundo), se reunieron en Villa Borsig, en una zona poblada de bosque de Berlín Occidental, en la tarde de ayer, después que en la mañana lo hicieran durante dos horas y media los incluidos en el Grupo de los Cinco. Según portavoces oficiales, la reunión transcurrió en un ambiente relajado y optimista, creado probablemente por el firme deseo de todos de no interferir en las próximas elecciones norteamericanas y por las favorables perspectivas que se abren a sus economías durante este año y el próximo, revisadas al alza por el FMI sobre las realizadas hace tan solo seis meses.

No sorprende, por tanto, que el comunicado final de la reunión dedique más de la mitad de su contenido a resaltar la autosatisfacción de los países ricos por "las políticas y compromisos adoptados en el curso de sus esfuerzos de cooperación, que están produciendo los resultados deseados". La declaración añade que "el crecimiento continúa a un ritmo más rápido que el esperado hace un año. El empleo se ha incrementado. Existe también un fuerte aumento en la inversión. La inflación está contenida".

Dentro de este contexto, los ministros interpretan que uno de los principales problemas de la economía mundial -ésto es, los desequilibrios existentes en sus balanzas exteriores- están en fase de corrección, gracias, en parte, a las medidas correctoras introducidas en las políticas económicas y a los esfuerzos de coordinación para estabilizar los mercados. Aparte de reafirmar su compromiso para continuar en la misma línea, los siete proclaman su intención de introducir aquellas medidas de "política fiscal, monetaria y estructural" que proporcionen un crecimiento mas equilibrado en aquellos países con déficit y de adoptar medidas de expansión de la demanda interna en los países con superávit. Insisten, asimismo, en que las presiones inflacionistas se encuentran bajo control, si bien advierten que "una vigilancia continuada es necesaria".

Caso por caso

Sobre el problema de la deuda externa de los países en desarrollo, los ministros de los más ricos muestran su convencimiento de que la situación general de la deuda ha mejorado gracias, precisamente, a la estrategia de caso por caso adoptada en la reunión de Seúl hace tres años. Los ministros señalan su satisfacción porque la propuesta de la cumbre de Toronto de que la deuda gubernamental contraída por los países deudores con las naciones del Club de París sea reducida, haya sido perfectamente asumida por estas naciones y, en este sentido, "se hayan realizado los necesarios pasos" para instrumentar esta reducción. Las líneas maestras acordadas en Berlín supondrán un ahorro de 500 millones de dólares anuales para los 18 países más pobres según declaró el ministro francés de Economía, Pierre Bérégovoy.

La declaración del Grupo de los Siete reafirma, sin embargo, la estrategia de caso por caso, conocida como Plan Baker, y llama a los bancos comerciales para que contribuyan, junto a las instituciones mundiales de cooperación, a encontrar y aplicar fórmulas positivas para reducir la carga de la deuda.

Los países en desarrollo piden medidas fiscales en las naciones acreedoras para reducir la deuda

A. V.Los países en desarrollo, englobados en el denominado Grupo de los 24 adscrito al FMI y Banco Mundial (BM), exigieron ayer a las naciones acreedoras que adopten medidas fiscales que permitan a los bancos privados reducir sus exigencias de pago de la deuda externa del Tercer Mundo. Asimismo, estos países pidieron al FMI que doble las cuotas de sus miembros a fin de conseguir más recursos para el desarrollo de las naciones más pobres.

En el comunicado final hecho público ayer al término de tres días de reuniones, el G-24 vino a decir que sean los contribuyentes de los países ricos los que, gracias a actuaciones de tipo fiscal que favorezcan a los bancos acreedores, hagan frente a las deudas del Tercer Mundo.

La reunión de ayer estuvo presidida por el ministro de Finanzas de Brasil, Mailson Ferreira da Nobrega, que declaró en una conferencia de prensa que la actual estrategia de la deuda, conocida como Plan Baker, "no es la vía hacia la solución" de los problemas de endeudamiento del Tercer Mundo.

En su comunicado, los ministros expresan su preocupación por el hecho de que la expansión en curso de los países industrializados no haya traído, como se esperaba, remedios concretos a la situación del mundo en desarrollo, al tiempo que advierte sobre los riesgos que puede suponer para su actual situación las nuevas tensiones inflacionistas que están apareciendo en los países ricos.

Sobre la deuda, los ministros del Grupo de los 24 señalan que "el incremento de los tipos de interés coloca nuevas perspectivas alarmantes en la situación de la deuda e insistieron en que el servicio de la deuda sea limitado a un porcentaje de los ingresos por exportación". Piden asimismo que los Gobiernos de los países industrializados compartan la responsabilidad en el pago de la deuda y se muestran esperanzados en que. las actuales discusiones en el Club de París, relativas a la renegociación de la deuda oficial, culminen con soluciones mutuamente beneficiosas.

Quizá el punto más resaltable del comunicado sea la petición expresa. a las naciones más ricas para que adopten medidas de tipo fiscal que permitan a los bancos privados provisionar sus préstamos al Tercer Mundo con cargo a los impuestos que pagan, y así reduzcan el monto global de la deuda.

Esta petición, sin embargo, tropieza con la fuerte oposición de EE UU ya que la medida requeriría una ley y la aplicación de unos fondos presupuestarios que el Congreso difícilmente lo podría pasar en mitad de un año electoral.

Los países en desarrollo solicitan la duplicación de las cuotas o contribuciones de los países miembros del FMI, y, finalmente, exigen la inmediata emisión de por lo menos 30.000 millones de derechos especiales de giro por el FMI, a fin de incrementar la liquidez mundial.

Un nuevo orden económico

La contraasamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), convocada por organizaciones radicales y cristianas simultáneamente a la asamblea anual que organizan las dos instituciones mencionadas, exigió ayer en Berlín Occidental el establecimiento de un nuevo orden económico internacional más justo y la inmediata condonación total de la deuda del Tercer Mundo.Después de dos días de reuniones, lo que se denomina contraasamblea del FMI y BM hizo público un comunicado, bajo el rimbombante nombre de Declaración de Berlín Occidental, en el que se exige a los países ricos el pago de reparaciones e indemnizaciones a los países en desarrollo por los sacrificios que han realizado en sus severos programas de ajuste económico. La declaración señala que en la condonación de la deuda del Tercer Mundo, que supera el billón de dólares, no es condición suficiente para restablecer un orden económico más justo y hace un llamamiento hacia el establecimiento de una "profunda reforma" del sistema. La contraaasamblea no es la única reunión de expertos internacionales que está prevista en Berlín con motivo de las reuniones del FMI. Mañana lunes comienza un proceso público al FMI y al BM que organiza el Tribunal Permanente del Pueblo, una organizacion que trata de resucitar el éxito del histórico tribunal de Beltran Roossell sobre Vietnam.

Al margen, otra reunión de las organizaciones mediambientalistas, encabezadas por el Partido Verde alemán, han convocado actos en protesta por el expolio ambiental del Tercer Mundo a cargo supuestamente de los proyectos de desarrollo del BM.

Manifestación

Los participantes de estos tres actos serán probablemente los que englobarán hoy el centro de una manifestación gigante que ha sido convocada en la mitad de Berlín Occidental, para protestar por la celebración de la Asamblea Anual del FMI.

Unas 40.000 personas se espera que asistan a esta manifestación, que ha forzado a la movilización de casi 10.000 policías de la ciudad y del Gobierno federal alemán. Contrariamente a las autoridades de Berlín Oeste, que han permitido la celebración de esta manifestación, a riesgo de colapsar como en días anteriores el normal funcionamiento de la ciudad, los responsables de Berlín Este han negado el permiso para la celebración de otra manifestación, también para protestar por los encuentros financieros mundiales.

Tal contradicción ha hecho comentar jocosamente a un alto funcionario del FMI que, de haberlo pensado antes, el encuentro de la cúpula del capitalismo mundial tendría que haberse celebrado en la otra parte del muro de Berlín.

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