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Estados Unidos mantiene su oposición frontal a la condonación parcial de la deuda del Tercer Mundo

La Administración de Reagan se ha convertido, ya en su ocaso, en el único baluarte del grupo de países acreedores que rechaza fórmulas nuevas que conlleven algún tipo de condonación parcial de la deuda del Tercer Mundo. Un alto funcionario del Tesoro norteamericano insistió ayer, al inicio de las reuniones previas de la asamblea anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial que han comenzado en Berlín, que Estados Unidos no aceptará cambios en la denominada estrategia Baker, o estudio caso a caso, para la deuda externa.

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Mientras aumentan las voces de países deudores y acreedores que exigen nuevos planteamientos para el problema de la deuda, el mismo funcionario anticipó, sin embargo, que el nuevo del Tesoro norteamericano, Nicholas Brady, propondrá ante la asamblea de Berlín un plan concreto para asistir el grupo de países deudores más pobres que han dejado de cumplir sus compromisos de pago con el FMI. Tan sólo ocho países entre los deudores han sido calificadas como ilegibles para nuevas ayudas por el FMI, ya que hace tiempo que dejaron de pagar sus compromisos, mientras otros 13 acumulan retrasos.El plan, del que no se ha facilitado detalle alguno, difiere no obstante de las propuestas francesa y japonesa avanzadas el pasado mes de junio en la cumbre de Toronto de los países industrializados y que, previsiblemente, serán reiteradas con más detalle en Berlín. Robert Muldorf, subsecretario del Tesoro para asuntos fínancieros, ha reiterado varías veces su oposición a estas ideas y se ha declarado "poco convencido" respecto a su conveniencia.

Las propuestas de Francia y Japón, que coinciden en que sólo van dirigidas a los países más pobres y a los de desarrollo intermedio con fuertes programas de ajuste en curso, sugieren la compra por los países más ricos del stock de deuda oficial que estas naciones mantienen con el Club de París, incluyendo los intereses vencidos.

Pese a la oposición norteamericana, la eventualidad de que en los próximos meses (probablemente después de las elecciones norteamericanas) se adopten nuevas ideas para la solución del problema de la deuda, toma cuerpo cada vez más firme entre las naciones acreedoras. Ayer, los 23 países que forman el Club de París celebraron una reunión en Berlín a fin de avanzar aparentemente en esta dirección.

El propio ministro alemán de Finanzas, Gerhard Stoltenberg, aun mostrando su oposición a la condonación global de la deuda pero reflejando las amplias diferencias que separan ya a los europeos de la saliente Administración Reagan, hizo un llamamiento a los bancos privados para que colaboren estrechamente con las instituciones internacionales para poner en práctica los nuevos instrumentos ya ensayados para la reconversión de la deuda externa.

El llamamiento de Stoltenberg guarda relación con el incipiente y gradual abandono por la mayoría de los países ricos europeos de la estrategia Baker. Los europeos, que han forzado a sus bancos privados a provisionar parcialmente sus créditos al Tercer Mundo, ayudándoles con generosas exenciones fiscales, están presionando ahora a Estados Unidos para que adapte sus normas contables y fiscales a la situación de casi total insolvencia que atraviesan muchos deudores.

El Grupo de los 24

Al mismo tiempo, los europeos hablan ya de posibilitar salidas viables a aquéllos países deudores, quizá con ventajas comerciales, que hagan esfuerzos serios y vigilados para reajustar sus economías.En esta misma línea se espera que se pronuncie hoy, el denominado Grupo de los 24, que engloba y defiende los Intereses de los países en desarrollo. En un comunicado que se espera para hoy, los ministros de este grupo solicitarán formalmente a sus acreedores que compartan con ellos el peso de la deuda en virtud de que los "errores de apreciación en la concesión de créditos fueron mutuos.

El comunicado sugiere la instrumentación de quitas y descuentos ya aceptados por el propio mercado en una deuda global que ya supera el 1,2 billones de dólares. Estos países también solicitarán que se dupliquen las cuotas del FMI, que ya se encuentra en una situación difícil ante el impago de más de 2.500 millones de dólares en créditos vencidos.

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