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LAS RELACIONES HISPANO-BRITÁNICAS

Margaret Thatcher asegura en Madrid que Gibraltar nunca será independiente

F JÁUREGUI / R. M. DE RITUERTO. La primera ministra británica, Margaret Thatcher, admitió ayer que "no es realista" esperar una pronta resolución de las diferencias sobre Gibraltar. Sin embargo, el tema del Peñón, también abordado por Felipe González en el brindis de la cena que ofreció anoche a la primera ministra al término de la jornada inicial de su visita a España, no ocupó el centro de las conversaciones de ayer, sino que fue "aplazado", junto con el resto de las cuestiones bilaterales, hasta hoy. Ambas partes, en cualquier caso, reconocieron la existencia de "discrepancias" tanto en la visión de diferentes aspectos de la construcción de una Europa unida como, obviamente, en lo que respecta a la visión del futuro de Gibraltar, que, dijo Margaret Thatcher, "nunca será independiente".

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Pese a la patente diferencia de enfoques en muchos asuntos, tanto Margaret Thatcher como Felipe González mostraron ayer un deseo de, agradarse mutuamente. La primera ministra británica anunció, dentro de este espíritu, la participación de su país en la Expo 92 sevillana, "con un pabellón de primera clase".Felipe González admitió, en el discurso pronunciado anoche en la Moncloa durante la cena que ofreció a su colega británica, la existencia de "alguna zona de discrepancias". Éstas se pusieron ya de manifiesto en el curso del primer encuentro entre ambos, por la mañana, poco después de que fuesen rendidos los honores de ordenanza a Margaret Thatcher en la Moncloa, como inicio de su visita oficial. Según dijeron portavoces de la Moncloa y británicos, mostrando, al menos en esto, una notable coincidencia, la primera conversación versó sobre la situación económica y social entre los dos países, cuyo crecimiento supera la media de la OCDE. No existió acuerdo entre ellos sobre los métodos para atajar la inflación, como tampoco posteriormente, a la hora de abordar la construcción de la unidad de Europa.

Ni sobre los pasos a dar en la armonización fiscal ni en la liberalización de capitales existió completo acuerdo, dijeron estos portavoces, que resaltaron que, en cualquier caso, sí concordaron en la necesidad de ir hacia el mercado único. Semejantes divergencias aparecieron al abordar las posibles soluciones para la deuda externa de los países del Tercer Mundo, cuestión en la que el Gobierno conservador británico predica medidas "duras".

La pretensión española de ingresar en la UEO no fue abordada, dijeron portavoces oficiosos, sino "de pasada", aunque Thatcher dijo, en el encuentro que mantuvo ayer por la tarde con los portavoces de los diferentes grupos parlamentarios, en el Congreso de los Diputados, que este tema no constituirá un problema. El Reino Unido, dijeron fuentes parlamentarias, apoyará el deseo español de entrar en la UEO. Las reticencias británicas acerca del rechazo español a cualquier tipo de nuclearización no aparecieron en ningún momento de las conversaciones de ayer. Así, en un clima en el que, como dijo González anoche, se trataba de "no hacer un drama de esta o aquella discrepancia", porque "tenemos una visión semejante de los problemas", ambas partes se preparan hoy, última jornada de la visita de la señora Thatcher, a abordar "más en profundidad", dijo un portavoz español, la cuestión gibraltareña. González se limitó a recalcar anoche, durante el discurso pronunciado en la eena, que "no se puede decir" que se hayan dado pasos posiulvos en este punto. "Comprendemos que en el transcurso del tiempo se hayan formado puntos de vista diferentes. Nuestro empeño ha de ser aproximarlos para que podamos encontrar un marco resolutorio en un plazo razonable de tiempo".

"Hemos superado el pasado, pero no todo el pasado", dijo González. La señora Thatcher respondió señalando que "nuestros intereses comunes en tantas áreas son tan fuertes que no podemos permitir que nuestras relaciones sean determinadas por un área de disputa, por muy profunda que sea".

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Tras la cena, González y Thatcher mantuvieron una breve reunión en la que abordaron el tema de Gibraltar, la UEO y el Avión de Combate Europeo.

[El restaurante Sibaris de Vigo fue el encargado de servir la cena en el palacio de la Moncloa. El menú estaba compuesto de ensalada marinada de lubina, tibia de cigalas y calabacín al confitado de chalotas y lomitos de cordero sobre fondo de huerta].

La primera ministra, que cambió varias veces su indumentaria en los diversos actos que protagonizó ayer, almorzó con los Reyes y el matrimonio González, además de con el ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez; visitó la Facultad de Derecho y una exposición de tecnología británica -hoy seguirá promocionando las empresas de su país con la inauguración de una tienda en unos grandes almacenes-, recorrió, durante hora y media, el Congreso de los Diputados y, finalmente, encontró tiempo para dar un corto paseo a pie entre las plazas madrileñas de Neptuno y Cibeles.

Aclamada por algunos peatones, mientras otros le daban ostensiblemente la espalda, la primera ministra se detuvo a hablar con unas colegialas del Instituto Británico, a las que dijo que "si yo hubiera podido aprender otro idioma de joven, mi vida hubiera sido más fácil". Fue a estas colegialas, y no a los representantes de los medios informativos, a quienes manifestó sentirse "encantada" de estar en España. "Me gustan mucho los españoles", confesó.

Por otra parte, las restrictiva visión sobre la construcción europea expuesta por Margaret Thatcher, durante sus visitas de esta semana a Bélgica y Luxemburgo está suscitando un sinfin de reacciones hostiles. En un discurso pronunciado en Brujas, la primera ministra británica se pronunció contra la abolición de las fronteras intracomunitarias en 1993 y al día siguiente afirmó en Ecliternach que "un Gobierinto europeo centralizado sería una pesadilla", informa desde Bruselas Ignacio Cembrero.

La Comisión Europea, después de un debate sobre cómo debía reaccionar -el comisario alemán Karl-Heinz Narjes pidió una enérgica condena- optó por precisar, a través de su portavoz, que el presidente Jacques Delors .cree que lo que nos une a Thatcher es más importante que lo que nos separa".

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