Un tríptico de gran tensión
El segundo programa de la Sinfónica de RTVE, dirigido por José Ramón Encinar, casi todo él extremadamente difícil, repuso las brillantes Variaciones-Paganini, de Boris Blacher (1903-1975), y el intermezzo de la ópera Kiu, de Luis de Pablo, un trozo de música francamente bella que pierde parte de su significación fuera del contexto dramático en el que actua con cierto carácter reposante.Endiabladamente difícil el Duo para Bruno, dedicación del veronés Donatoni (1927) a Maderna. La amplia composición constituye un valioso ejemplo del estructuralismo de los años setenta que en Donatoni alcanza características fuertemente diferenciadas. Pocas veces estamos ante un hecho musical tan minuciosamente trabajado desde las estructuras internas de las que surge, como resultado, la belleza firme de la arquitectura exterior. Donatoni posee algo muy infrecuente: la juntura de conocimiento y sabiduría que son dos menesteres intelectuales distintos.
Algo semejante sucede en las Variaciones-Dormund de Cristobal Halffter, sobre las que escribí largo con motivo de su estreno mundial en dicha ciudad alemana. Obra de fuerte tensión, estructurada como es frecuente en Halffter a modo de tríptico, la parte central es una larga, ambiental y bellísima relajación y las extremas recogen el tono celebratorio de una alegría grave, como quiere el compositor, y una extraordinaria pujanza dramática sabiamente calculada tanto por la entidad del pensamiento cuanto por el lenguaje que lo expresa.
El segundo programa de la Sinfónica de RTVE, dirigido por José Ramón Encinar, casi todo él extremadamente difícil, repuso las brillantes Variaciones-Pagani-ni, de Boris Blacher (1903-1975), y el intermezzo de la ópera Kiu, de Luis de Pablo, un trozo de música francamente bella que pierde parte de su significación fuera del contexto dramático en el que actua con cierto carácter reposante.
Endiabladamente difícil el Duo para Bruno, dedicación del veronés Donatoni (1927) a Maderna. La amplia composición constituye un valioso ejemplo del estructuralismo de los años setenta que en Donatoni alcanza características fuertemente diferenciadas. Donatoni posee algo muy infrecuente: la juntura de conocimiento y sabiduría que son, en realidad, dos menesteres intelectuales distintos.
Algo semejante sucede en las Variaciones-Dormund de Cristobal Halffter, sobre las que escribí largo con motivo de su estreno mundial en dicha ciudad alemana. Obra de fuerte tensión, estructurada como es frecuente en Halffter a modo de tríptico, la parte central es una larga, ambiental y bellísima relajación y las extremas recogen el tono celebratorio de una alegría grave, como quiere el compositor, y una extraordinaria pujanza dramática sabiamente calculada tanto por la entidad del pensamiento cuanto por el lenguaje que lo expresa.
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