El Parlamento polaco acepta la dimisión del Gobierno acosado por la crisis económica
El Gobierno del primer ministro polaco, Zbigniew Messner, hostigado por el sindicato oficial y por un informe adverso de una comisión parlamentaria, presentó ayer su renuncia ante la Dieta (Parlamento). Tras un largo debate, los diputados aceptaron la dimisión del Gobierno de Messner, que había sido nombrado el 6 de noviembre de 1985, por 359 votos a favor -entre ellos el del jefe del Estado, general Wojciech Jaruzelski- , uno en contra y 17 abstenciones, en una Cámara de 460 miembros. El partido comunista había autorizado, por primera vez, a sus diputados a votar en conciencia. El líder del sindicato ilegal Solidaridad, Lech Walesa, comentó, sin embargo, que un simple cambio de Gobierno no es suficiente.
El debate parlamentario de ayer se produjo dos semanas después del fin de una oleada de huelgas que pueden considerarse como una protesta desesperada. contra una política gubernamental que, a corto plazo, no dio otro efecto que una inflación de más del 50% en lo que va del año y profundos desequilibrios en el mercado.Messner presentó su dimisión en un discurso en que, reconociendo haber cometido errores, señaló que su Gobierno no estuvo realizando otra política que la aprobada por el partido y la Dieta, intentando de esta manera disminuir la responsabilidad del actual Gabinete por las dificultades económicas y políticas por las que atraviesa Polonia.
Messner puntualizó que el nuevo Gobierno tendrá que contar con un crédito de confianza, factor en el que coinciden todos los actores de la crisis política polaca. "Los gobiernos son nombrados y dimiten, pero los problemas permanecen", advirtió Messner. El primer ministro se quejó de una atmósfera de constantes críticas y hasta insultos en que no era posible trabajar con eficacia.
Informe crítico
Conforme con lo establecido en el pleno del Comité Central del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP), celebrado los pasados días 27 y 28 de agosto, la evaluación de la labor del Gobierno de Messner la efectuó una comisión extraordinaria del Parlamento que se reunió tres veces durante las últimas semanas. En su informe, presentado ayer a la Dieta, la comísión criticó duramente la política del Gabinete y llamó a realizar profundos cambios en la composición del Consejo de Ministros y su ampliación con especialistas competentes.
En el informe se constató, asimismo, que el Gobierno de Messner perdió en gran medida su credibilidad, lo que ponía en duda su capacidad de dirigir el país. "El Gobierno", hacía constar el informe, "se ha mostrado indeciso a la hora de implantar las reformas económicas y esto pone en duda sus capacidades". Finalmente, en el informe se abogó por consultar a los que critican las actividades económicas del Gobierno para recuperar de este modo la confianza social.
Durante el debate la mayoría de los diputados criticó la indolencia del actual gabinete, aunque algunos de ellos expresaban en privado su convicción de que el Gobierno Messner debía continuar para subsanar los errores que él mismo ha cometido.
Entre los partidarios del cambio de Gobierno, el nombre que más se repetía como posible nuevo primer ministro era el de Wladislaw Baka, miembro del Politburó del POUP y ex presidente del Banco Nacional considerado como un experto capacitado para conducir mejor la reforma.
Por primera vez, los diputados del POUP habían sido exentos de la disciplina partidista y podían votar según su propio criterio para, conforme lo explicaba la Prensa oficial "evitar una colisión entre la dis ciplina del partido y la postura presentada por los sindicatos oficiales OPZZ".
La base de la votación contra Messner la constituían los 30 diputados sindicalistas de la central OPZZ, que el pasado 6 de septiembre había firmado la moción de censura contra el Gobierno, una medida destina da a aumentar la credibilidad de la OPZZ, que teme una pro bable legalización del sindicato Solidaridad.
La reaparición del sindicato ¡legalizado en 1982 parece aho ra inevitable, después de la reu nión que mantuvo el pasado viernes el ministro del Interior general Czeslaw Kiszezak, y otras autoridades polacas con una delegación de Solidaridad, integrada por 10 líderes obreros, que incluía a los históricos, como Walesa o Frasyniuk, y los surgidos durante la última oleada de huelgas. El propio Lech Walesa lo dio a entender ante miles de personas reunidas el pasado domingo en Jasna Gora, donde se celebraba una peregrinación obrera, al declarar que la legalización de Solidaridad podía esperarse pronto.
Lech Walesa opinó ayer que el cambio de Gobierno no era un cambio suficiente para sacar a Polonia de la crisis. "Lo que es necesario", dijo, "son cambios en la estructura del sisteina". Precisamente éste va a ser uno de los temas que se abordarán en la mesa redonda de negociaciones que tendrá lugar a mediados de octubre entre el Gobierno y representantes de Solidaridad y la Iglesia católica, entre otros.
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